sábado, 11 de junio de 2011

Dios escribe recto con renglones torcidos

Danko hace un año
Así se podría titular la semana que llevo. El lunes empecé las vacaciones. Después de 8 meses sin parar, me  tomé 15 días de vacaciones. En un principio estaba programado ir a visitar a mi familia y pasar unos días con ellos. Pero esta idea se fue borrando de nuestra mente, cuando Marijose cayó de baja por la rotura de ligamentos del hombro en marzo. Así que ya habíamos dado por perdidos estos días en compañía de amigos y familia.

Bueno, si no podemos viajar, por lo menos descansaremos en Melilla y nos dedicaremos a pasear, leer y hacer cosas que de diario no da tiempo. Pues bien, el lunes me llamaron del trabajo tres veces. Minucias. Marijose me decía: Como sean todos los días así, mejor no te coges vacaciones. Pero no, de momento no han vuelto a llamar.

El martes al mediodía, cuando nos disponemos a comer, llaman por teléfono y le dicen a Marijose que el día 16 de junio, tiene que presentarse en Málaga en la clínica José Estrada, en traumatología, para que le revisen el hombro y preparar la operación. Es una buena noticia, ya que eso significa que van a empezar a mover la operación y por lo tanto se van a acabar los dolores. Claro que eso supone salir corriendo y por lo tanto buscar un avión de una semana para otra. Lo más barato que he encontrado son 107 euros ida y vuelta. Me puedo dar con un canto en los dientes, tal y como está la cosa de vuelos a Málaga por estas fechas.

Intentando levantarse
Ese mismo día por la tarde, saco al perro a pasear, como todos los días. Aproveché que hay un camión en Melilla (del que hablaré algún día) que te bañan y arreglan al perro a domicilio y les llamé para que bañaran al hunsky. La cosa es que cuando terminaron de hacerlo, bajé a por él y el animalito, que ya tiene 13 años estaba derrengado. No se podía tener de las patas de atrás. Siempre las había tenido mal y más últimamente, ya que se caía por la calle. En fin, que como pude, lo subí para casa. El pobrecito según tocó el suelo del pasillo se espantingo (abrirse de patas) y no pudo volver a levantarse. Acto seguido llamé al veterinario y le conté lo sucedido. Este, que lo conoce desde que nació, me dijo que podía ser cosa del traqueteo del baño, y que le diese media aspirina. Pero que también podía ser cosa de la edad. Así, más o menos pasamos la noche. Marijose al lado del perro llorando y dando vueltas en la cama porque se le oía quejarse y querer levantarse, pero no podía.

Nos miraba e intuía lo que había
A la mañana siguiente fuimos al veterinario. El perro, imposible llevármelo, porque pesa 35 kilos, así que  lo dejo en casa y le explico la situación. Me receta unas inyecciones antiinflamatorias, unas pastillas para los nervios y otras calmantes-opiacio. Me explica que el problema es de los nervios de la parte final de la columna que no le funcionan y por lo tanto tiene la zona insensible. Le impiden levantarse. Es cosa de la vejez y que es darle una oportunidad, ya que el animal no va a salir corriendo. Que este tratamiento, para tres días, le servirá para levantarse un poquito y poder hacer sus necesidades. Pero que no tiene solución.

Me vengo para casa con los medicamentos y se los doy. Por la tarde no hay mejoría ninguna. El animalito sigue tumbado sobre su vientre. Haciéndose las necesidades encima. Orinar, ya que caca no puede hacer, no tiene fuerza. Ha dejado de comer y de beber y darle las pastillas supone un esfuerzo. Además como está sobre el suelo, para evitar que se encharque en exceso, le pongo toallas para que vayan empapando la orina. Cambiarle la toalla cada dos horas es otro sacrificio, ya que hay que levantarlo y en cuanto se le toca empieza a chillar y quejarse como si lo estuvieran pegando una paliza. Una nueva noche nos la pasamos medio en vela, medio dormidos ya que el perro no deja de quejarse cuando se le pasan los efectos del calmante.

En sus últimos momentos
El jueves me vuelvo por la tarde al veterinario, ya que tengo que vacunar al Yorkshire de la rabia y entonces le comento la situación. Me dice de darle la última oportunidad el viernes y si el sábado no ha mejorado, a última hora de la mañana se viene a casa y lo sacrificamos. Así que el jueves seguimos aguantando la situación. Pero por la noche, al ir a darle la pastilla con un poco de yogurt (ya que la pastilla son cápsulas y se la disolvemos en agua o en comida), el perro vomita y lo que echa es negro como el alquitrán. Volvemos a llamar al veterinario de urgencias y este nos dice que está sufriendo mucho el perro y que él tenía un hunsky que tuvo que sacrificar con 10 años por lo mismo. Así que esa misma noche, con mucho dolor, decidimos que por la mañana llamaremos al veterinario y le diremos que no esperamos hasta el sábado.

Marijose a su lado
El viernes a mediodía ha venido el veterinario y después de dormirlo, le ha pinchado la última inyección, que ha dado fin a su vida. No quiero contar las lágrimas que han caído de nuestros ojos, pero es que es como si uno más de la familia se te ha ido. Con mucho dolor y pena se lo han llevado a incinerar. Nos ha dejado un gran vacío y eso que sabíamos y teníamos asumido lo que había, desde hace mucho tiempo. ¡Te vamos a echar mucho de menos Danko!

Pero como dicen que no hay dos sin tres... El miércoles a mediodía vamos a encender la televisión y hace ¡Plaff! Vamos que cascó. Hacía unos meses habíamos dicho que lo que durase, que ya tenía 15 años. Y muchas mudanzas y cambios de lugar en lo alto. Así que tenía que cascar. Por la tarde, tras salir del veterinario, nos vamos en busca de una tele nueva y claro, ya no había que comprar cualquier cosa. Tras mirar en varios sitios, terminamos comprando una Samsung de 46 pulgadas, LED, 200 herzios, HD y 3D. Lo último de lo último. Si nos dura otros 15 años, buena compra y rentabilizada. El viernes por la mañana nos la trajeron y la verdad es que es impresionante ver la tele en ella. Ahora, hay que estudiar el tomo de instrucciones, porque tiene tantas cosas que uno no aprovecha ni la mitad de lo que tiene.

La tele nueva en funcionamiento
Confío que en lo que quedan de vacaciones, la semana que viene, no tenga más altercados y pueda disfrutar de estos días y descansar. De todas formas el miércoles y jueves toca viaje a Málaga. Ya contaremos cómo queda.

4 comentarios:

  1. Siento mucho lo de Danko :(, mi novio también tiene un perrito, y a través de él he descubierto como estos animales te ganan en el día a día y se convierten en uno más de la familia, así que me imagino lo tristes que tenéis que estar.
    No hace mucho que te sigo, pero me encantan las descripciones que haces de Melilla, sus lugares de tapeo, sus fiestas, etc;
    Creo que tu blog es único para conocer la ciudad.

    Mucho animo!

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  2. Siento mucho lo del Danko, yo tuve que sacrificar auna caniche que tenia 16 años en Semana santa del año pasado, sé lo que se pasa es uno más de la familia, despues trajo mi hija una gatita se trago un holo y se le lio en el intestino ...con 6 meses de vida se quedo en la operación. ahora tenemos otra que se salvo de un atropeyo de coche. se quieren muchos a los animales,espero que todo salga bien en Málaga. besos a Maria jose y saludos para usted.

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  3. hola acabo de terminar de leer tu gran dolor
    yo tambien se lo que se siente con la perdida de un amigo asi
    yo perdi uno de forma tambien muy extraña y lo que lloramos no se puede contar
    animo y ``piensa que el ahora estara tranquilo y sin dolor
    un saludo

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  4. Te entiendo , nosotros tenemos un sharpei de 13 años y el pobre esta hecho una pena, no ve, no oye preacticamente, est apediendo el olfato y de verdad que somos egoistas, no puede con su cuerpo y queremos que este, yo no se el dia que haya que sacrificarlo que pasara, seguro que lo sentiremos en el alma pero si que os digo que cuando se les quiere tanto como se les quiere debe quedar el cariño tan grande que de manera mutua se ha disfrutado.

    Besitos Maria José y animo, que te espera tremenditaaaaaaa.vengaaaa

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