sábado, 31 de marzo de 2012

Vía Crucis del Cristo del Socorro

Cristo del Socorro procesionando en Viernes Santo
Comienza la Semana Santa en Melilla y lo hace en las vísperas del Domingo de Ramos. Una tradición que se remonta a 1820. Se trata de una antigua promesa del pueblo de Melilla que encontró en la imagen un instrumento eficaz de auxilio en la época de aislamiento y hostigamiento hacia la población melillense durante un asedio marroquí. De ahí su nombre, Cristo del Socorro, que desde 1819 forma parte del patrimonio de la Cofradía y Hermandad Franciscana de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores.

La imagen fue tallada en un tronco de leña por un oficial de la guarnición melillense de identidad desconocida.

La tradición consiste en sacar en Vía Crucis por las calles de Melilla La Vieja, al Cristo del Socorro. El mismo es portado por los hermanos de la cofradía a hombros, haciendo las catorce paradas propias del Vía Crucis en los puntos que se marcan.

Esta misma imagen saldrá en procesión el Viernes Santo, abriendo así la procesión oficial de la ciudad. Todo su lecho se adorna con Buganvillas, lo que le ha dado también el sobrenombre de el Cristo de las Buganvillas. Es portado por un grupo de 32 mujeres desde hace más de una década.

domingo, 25 de marzo de 2012

El clima en Melilla

El río Oro desbordado en Noviembre de 2008
Mucho se ha hablado del clima a lo largo de este mes de marzo. Todos estamos preocupados porque no llueve, y Melilla tampoco se queda atrás. Ayer sábado conseguimos ver la lluvia unas horas, desde principios de mes. Pero también hay que decir que estamos acostumbrados a no verla en todo el mes.

El clima de Melilla es templado, de tipo mediterráneo, perteneciente al subtipo semiárido. Las horas de sol anuales son muy elevadas, unas 2.500 horas. La temperatura media es algo superior a 18º, las máximas pueden llegar a los 40º y las mínimas se sitúan entre 3º y 6º, siendo excepcionales las heladas. Las precipitaciones anuales medias son inferiores a 400 litros. y se concentran en invierno y primavera. El régimen de vientos es importante, con predominio de levante y poniente, que alcanzan rachas máximas de 133 km/h.

Quizás lo que peor se lleva de Melilla es la humedad. Esta puede alcanzar cotas cercanas a los 90 de humedad, lo que provoca una sensación de mucho calor (bochorno) y por lo tanto estar sudando constantemente. Es normal que la mínima de humedad se encuentre superior a los 50 y difícil que baje de ahí. Por las noches es típico ver a los coches "mojados" aunque haga calor, y es precisamente por esa humedad que existe en el ambiente y que cuando baja un poquito la temperatura se refleje en forma de rocío.

Pero en Melilla, aunque parezca mentira también hemos visto nieve e inundaciones. La última nevada grande que se vivió fue hacia el año 1999. Media ciudad de Melilla se fue a los Pinos a disfrutar de la nieve y la otra media se quedaría paseando por la ciudad pisando la nieve. Yo he visto nevar dos veces en Melilla en el tiempo que llevo aquí, pero no cuajó, con lo que se quedó en una simple lluvia.

Inundaciones de 1985
En el tiempo que llevo en esta ciudad he podido ver dos inundaciones. Una en 2008 y otra en 2009. El río Oro se desbordó. Pero donde más se notó fue en la frontera de Beni-Enzar, donde flotaban los coches. Recuerdo que salimos en coche por el centro y las calles eran un río de agua con fuerza. 

La inundación más grande vivida en Melilla fue en 1985. En el barrio del Real se vivió con gran dramatismo. El agua entró en las casas y locales y lo inundó todo. Los coches flotaban, el agua llegaba hasta la cintura. Incluso en el barrio del Industrial la gente salía a la calle con zodiac para ayudar y rescatar a los que se habían quedado en sus casas.

Como veis el clima de Melilla es suave, pero tiene sus puntos críticos como son la humedad y las puntuales tormentas. Y otra de las cosas a temer es el viento, que en ocasiones impide el aterrizaje de los aviones o incluso el que pueda salir el barco a Málaga o Almería porque el mar está muy picado.

El canal. Inundaciones de 1985

Inundaciones de 1985
Frontera de Beni-Enzar. Inundaciones de 2008

La playa tras las inundaciones de 2008

domingo, 18 de marzo de 2012

El Sitio de Melilla

Monolito a la entrada de la Ciudad Vieja
que simboliza el Levantamiento del Sitio
El día 19 de marzo, a parte de ser la fiesta de San José, en Melilla se conmemora otro suceso histórico relevante para esta ciudad. En otra entrada de este blog, Levantamiento del Sitio de Melilla, ya expliqué lo que se hacía dicho día. Pero hoy quiero contar el hecho tal y como lo he podido encontrar recogida en libros que narran la historia de la Ciudad.

a) Los propósitos de conquistar Melilla

Desde 1757 era Sultán de Marruecos Mohammed ben Abdallah, cuyo talante realista le llevó a considerar, desde 1763 en que pasó por su mente el sitiar a Melilla, a la que incluso llegó a acercarse, que lo mejor para sus intereses era lograr un estado de concordia con España, la única potencia capaz de intervenir directamente en los asuntos de Marruecos. Por esta razón en septiembre de 1765 ordenó a las cabilas cercanas a las plazas españolas el cese de toda actividad hostil, orden que, como de costumbre, fue ignorada por aquéllas, de forma tal que en 1768, firmado ya el tratado de paz de 28 de mayo de 1767, envió a su hijo Muley Alí en una expedición contra el Rif, al que, al parecer, arrasó por completo, sin que tal acción disminuyera la presión de los rifeños sobre Melilla.

Durante los prolegómenos al Tratado de Paz de 1767 se vio claramente que el Sultán no estaba dispuesto a incluir los presidios norteafricanos entre los afectados por aquél, que oponiéndose rotundamente a que se les suministrase las provisiones necesarias y a que se ensanchara su territorio, tal como se le había solicitado; sospecha manifiesta al incluirse en el artículo 16 del Tratado la advertencia de que "si por inadvertencia sucediesen algunos casos no conformes con los artículos estipulados, o con una verdadera o recíproca amistad que ambas naciones se deben profesar, no por ello deberá quedar anulado el tratado de paz". Un no demasiado sutil anuncio previo de lo que habría de ocurrir en la zona de Melilla siete años más tarde.

En años sucesivos, las noticias sobre la actitud del Sultán con respecto a los presidios españoles se hacen cada vez más preocupantes.

En 1768, una embajada inglesa a la Corte cherifiana trató sobre la ayuda a prestar por los británicos en caso de que el Sultán se decidiera a atacar a Ceuta o Melilla. En marzo de 1769 la plaza de Mazagán cae en manos de Mohammed ben Abdallah, hecho que posiblemente influyera en el ánimo del Sultán para intentar lo mismo con los presidios españoles. En los dos años siguientes, Sidi Mohammed hizo en persona dos nuevas expediciones al Rif que pudieron tener relación con la preparación de sus tropas con vistas a un posible asedio de Melilla. Los rumores sobre los propósitos del Sultán toman incremento a medida que transcurre el tiempo, por lo que en 1772 se nombra una comisión para el reconocimiento de las plazas menores, con el fin de comprobar su estado de defensa. El nuevo Gobernador de Melilla, teniente coronel Carrión y Andrade, propone la toma de la Puntilla y formar en ella un apostadero cubierto que defendiera ese flanco, considerado el más débil para una futura defensa.

Por fin, en 1773, los informes del cónsul general, don Tomás Bremond, confirman los propósitos de Sidi Mohammed ben Abdallah, sobre todo al comprobarse el creciente armamento en manos de los marroquíes, la mayoría de procedencia inglesa.

En junio de 1774, el Sultán tenía reunido un ejército numeroso y bien equipado de toda clase de medios, sobre todo de artillería, y aunque hizo correr la voz de que lo destinaba a someter a las tribus rebeldes, ya nadie se engañaba sobre sus verdaderos propósitos.

Las murallas y edificios fueron reforzados para
hacer frente a la artillería
Desde tiempo antes en Melilla se hacían las obras y preparativos necesarios para soportar un asedio dilatado. Desde la Corte madrileña avisaban a Carrión para que evitara el menor descuido y "estar con la mayor atención y vigilancia". Para adelantar en las obras había destinado una unidad de doscientos soldados, al mando de sus cabos y sargentos, que trabajaban día y noche ininterrumpidamente. El propio Carrión tenía establecido un programa de defensa, de corte numantino, por el que la Plaza se defendería recinto por recinto hasta concentrar, en caso necesario, a los supervivientes en el primero de ellos, donde resistirían hasta el final.

Para el mando militar de las fuerzas de defensa se nombró al Mariscal de Campo don Juan Sherlock, llegado a Melilla en junio de 1774, y se ordenó que los regimientos de Infantería de España y La Princesa estuvieran preparados en Málaga para su envío inmediato a la Plaza en caso de necesidad.

Conocida ya la decisión del Sultán, para quien el tratado de paz de 1767 solamente contemplaba el paco de no agresión por el mar y no por la tierra, el día 23 de octubre de 1774, el rey Carlos III declaraba la guerra a Sidi Mohammed ben Abdallah, y se aprestaba a la defensa a ultranza de Melilla y el resto de las plazas africanas.

b) El asedio de 1774-1775

Por fin, un 9 de diciembre de 1774 hacían su aparición en el campo exterior de Melilla las primeras tropas del ejército marroquí, comenzando para Melilla el trance histórico de mayor relevancia de su historia, por las condiciones del sitio impuestas por el Sultán y por las consecuencias que pudieran haberse derivado del éxito de éste en su intento de apoderarse de la Plaza.

Es difícil de estimar el número de sitiadores presentes en la zona. Se han dado cifras muy diversas que en algún caso se han elevado hasta los ciento veinte mil en el número de aquéllos. Tal cifra es evidentemente muy exagerada si tenemos en cuenta los problemas de intendencia que supondrían el suministro diario para tal cantidad de gente. Estimamos como más razonable una cifra comprendida entre veinte y treinta mil soldados de a pie y a caballo.

Melilla comenzó su defensa con una guarnición de 776 individuos de tropa, cifra que durante el transcurso de los hechos aumentó hasta los dos mil doscientos, incluidos en seis regimientos de infantería y las compañías de pie fijo, a los que hay que sumar 887 desterrados que también fueron utilizados en la defensa, utilizándoles tanto en las obras como en el combate, incluyéndoles en las unidades de la Plaza.

La Puerta de la Marina, reconstruida tras el asedio.
Desde el primer momento los sitiadores se emplearon en el asedio con todos sus medios, especialmente de artillería, que no dejó de lanzar proyectiles sobre la Plaza día tras día, hasta el punto de que a los veinte días de comenzado el sitio se estimaba que habían caído sobre los recintos cerca de 3.000 proyectiles de todo tipo, lo que había producido la destrucción de 60 casas, con un saldo de víctimas de 12 muertos y 135 heridos.

Con evidente retraso, el día 12 del mismo mes se habían embarcado para la Península a la mayoría de las mujeres, niños y ancianos, aunque algunas esposas de combatientes se negaron firmemente a embarcar pese a la orden dada por el Gobernador, y permanecieron en Melilla colaborando en la defensa.

La escuadra del capitán de navío don Francisco Hidalgo de Cisneros participó en la defensa con cuatro fragatas, ocho jabeques y cuatro navíos, cuidando de mantener libres las comunicaciones con Málaga e impidiendo que el enemigo recibiera ayuda por mar, al mismo tiempo que utilizaba su artillería en el bombardeo del campo marroquí.

Durante el asedio se hizo uso de un tipo de guerra inédito hasta entonces en la Plaza: la guerra de minas. El ejército de Mohammed ben Abdellah pretendió introducirse en el Cuarto Recinto de Melilla por medio de obras subterráneas, a lo que se hizo oposición desde dentro utilizando contraminas que, mediante oportunas voladuras, impidieron que el enemigo lograra sus objetivos.

Transcurridos tres meses del asedio, en el que Melilla quedó arrasada en sus casas y muy dañada en sus fortificaciones, el Sultán Mohammed ben Abdellah dio por imposible su intención de tomar la Plaza. El país contiguo había sido prácticamente "comido", en expresión marroquí, el gasto en artillería había sido inmenso y las arcas del emperador estaban esquilmadas. El 19 de marzo de 1775, las últimas tropas del Sultán abandonaban la vega y concluía el sitio con un saldo final de víctimas indeterminado por ambas partes.

Escudo de Carlos III en el Torreón de San Juan,
reconstruido tras el asedio.
El sitio de Melilla fue ocasión para que resucitara la intención, por parte de algunos de los ministros de Carlos III, de abandonar la Plaza e incluso volarla, y aunque, al parecer, el Rey estaba de acuerdo con ellos, la idea fue olvidada con el paso del tiempo.

c) Consecuencias

El sitio de Melilla supuso que durante dos años aflojara la presión exterior de los cabileños, cuyos medio de vida habían quedado totalmente destruidos, habiéndose sumado éstos a la rebeldía general existente en el país por las grandes cargas de impuestos exigidas por el Sultán para recuperar la hacienda exhausta.

No cesaron, sin embargo, en años posteriores, las amenazas sobre Melilla, incluso en los posteriores a la firma en 1780 de un Convenio de Amistad y Comercio. (Casi podemos decir que han llegado hasta nuestros días, como puede leerse en la prensa reciente: La Audiencia Nacional juzga a nueve islamistas que querían "liberar" Ceuta y Melilla) Habían vuelto las cabilas  cercanas a la antigua actitud beligerante, y cuando el Gobierno español expresó sus quejas al Sultán, el emperador respondió, en reconocimiento de impotencia, que sus súbditos cercanos a Melilla llegaban "al extremo de mostrarse insolentes con él".

En marzo de 1782 se dio el caso insólito, aunque repetido años más tarde, de firmar una paz particular entre las cabilas de Guelaya y el gobernador de Melilla, comprometiéndose ambas partes a un armisticio. Lo más singular de la situación fue que en la firma no intervinieron los gobiernos de España y Marruecos ni aún el Capitán General de la Costa de Granada, aunque el acuerdo fue ratificado más tarde por las Cortes de Madrid y el Majzén marroquí.

En el mes de julio siguiente fue advertido Floridablanca de que el príncipe Muley Abderrahmán pretendía ir a Melilla, para tomarla y convertirla en capital de una regencia bajo su autoridad, pero, muy al contrario, el príncipe fue recibido en la Plaza con todos los honores, donde incluso pernoctó durante dos noches, produciendo una magnífica impresión entre la guarnición.

En Melilla se procuraba estar en los mejores términos con los rifeños fronterizos, permitiéndoseles incluso curar sus enfermedades en el hospital de la Plaza, aunque, como era ya costumbre, la armonía entre españoles y rifeños era siempre temporal, y pronto volvieron de nuevo las agresiones y las bajas como consecuencia de ellas.

domingo, 11 de marzo de 2012

Situación geográfica de Melilla

Vista aérea de la Ciudad desde el Sur en la que
se aprecia el Cabo Tres Forcas
Hace unos días estábamos jugando al parchís por internet. Como es normal, los jugadores suelen presentarse y decir de dónde son. El primero dijo: Valencia, el segundo señaló: Oviedo, el tercero dijo que era de México y finalmente nosotros indicamos que éramos de Melilla. Rápidamente el de México comentó que de allí era la "Reina del Sur", con lo que dedujimos que había visto la famosa serie originada a partir del libro de Pérez Reverte. Pero lo que más me sorprendió fue la contestación de la chica de Oviedo, que indicó que Melilla estaba en Marruecos, y que no sabía que allí se hablase castellano. Es sorprendente, que todavía halla gente que crea que Melilla no pertenece a España o que piensen que esta ciudad es una colonia española. Así que para todos ellos, vamos a dedicar esta entrada a descifrar, dónde está Melilla, que por otra parte es España.

La ciudad de Melilla está situada en la orilla sur del Mar de Alborán, en la base oriental de la península de Tres Forcas, entre la meseta de Beni-Chicar al norte y la Mar Chica y las estribaciones del antiguo volcán del Gurugú al sur. Ocupando una superficie administrativa de 13 kilómetros cuadrados. Dista 114 millas de Málaga y 97 de Almería.

Comprende al norte la llanura de Rostrogordo y la cuenca del arroyo de Tigorfaten. Al este, limitada por el mar, comprende dos tramos costeros claramente diferenciados; comenzando por el norte, los acantilados de Aguadú, que deben su nombre a la existencia de manantiales de agua dulce en sus orillas, la Punta de Rostrogordo, los cortados de Horcas Coloradas, la Punta del Morrillo y nuevos acantilados más bajos en la Alcazaba hasta llegar al peñón de Melilla la Vieja, en la ensenada de los Galápagos (los galápagos son reptiles que viven en agua dulce, por lo que su nombre debe relacionarse con la existencia en el pasado de manantiales de agua en la base del peñón). Continuando la costa hacia el sur del puerto, ésta es baja y arenosa, formando playas, primero la de San Lorenzo, separada por la desembocadura del río de Oro de la playa de los Cárabos.

Barrio de la Alcazaba que bordean la ensenada de
los Galápagos, al fondo el Cabo Tres Forcas.
Finales del siglo XIX.
La desembocadura natural del río fue desviada desde su emplazamiento junto a Melilla la Vieja, aproximadamente en los terrenos ocupados hoy en día por el Club Marítimo, hasta la actual desembocadura. Continuaba un pequeño tramo de costa protegida con dique de piedra (esta zona era la que sufría con mayor intensidad el oleaje de levante) hoy regenerada como playa en el el Hipódromo, terminado nuestro territorio en la playa de la Hípica y el dique sur, entrando así en territorio marroquí en la lengua de arena que cierra la laguna costera de la Mar Chica. En la zona neutral de 500 metros exterior a nuestro territorio, se extendía la llamada localmente playa de Miami, muy visitada por los melillenses hace décadas, incluyendo servicio de autobús y hoy ocupada por las instalaciones del puerto de Nador. El sur está delimitado por completo por las laderas del Gurugú. El oeste limita con las poblaciones de Farhana y su arroyo, el valle del río de Oro y el poblado de Mariguari. El territorio está dominado por la depresión del río de Oro, cauce principal de Melilla, bordeado por alturas al norte y al sur y algunas colinas aisladas. La altura máxima se sitúa al norte, en Rostrogordo, con 130 metros de altura.

La cuenca hidrográfica del río de Oro va recogiendo afluentes en sus orillas. Por el norte el principal es el Tigorfaten, con recorrido de ida y vuelta, pues entra en nuestro territorio cerca de Rostrogordo para salir a terreno neutral por Mariguari y unirse al río de Oro. Prácticamente urbanizados, vertían sus aguas los barrancos de la Cañada y Cabrerizas, los de Tiro Nacional y del actual polvorín. Por el sur llega al río de Oro el arroyo Farhana paralelo a las "400 viviendas", junto a un pequeño cauce procedente del arroyo de Sidi Guariach, cercano al cementerio musulmán fronterizo del mismo nombre. Debemos señalar finalmente un cauce independiente que recoge sus aguas de las laderas del Gurugú, que antiguamente transcurría por el Barrio del Real hacia el Hipódromo y que fue desviado cruzando actualmente por la misma frontera de Beni Enzar, desembocando en el supuesto territorio neutral junto al dique sur.

lunes, 5 de marzo de 2012

Melilla y La Salle en la ONCE

Cupón de la ONCE cuyo motivo es Melilla y La Salle
Hoy día 5 de marzo, en el cupón de la ONCE, se publica una imagen de nuestra Ciudad. En este año el colegio de La Salle celebra su centenario y eso ha sido motivo para que se halla diseñado el billete del sorteo de este día.

El diseño es obra del profesor Antonio Padilla y en él se refleja el escudo y el nombre de La Salle-El Carmen, una torre, símbolo del estilo modernista de la ciudad y la famosa estrella de La Salle, con sus colores, azul y amarillo. Además se puede ver la muralla de Melilla La Vieja y en su interior la imagen del colegio arropado por la ciudadela. Todo ello, como se dijo el día de su presentación, con "cierto sabor árabe, que es lo que nos rodea".

sábado, 3 de marzo de 2012

Hospital Militar de Melilla

Entrada al Hospital Militar
El Hospital Militar de Melilla fue construido en 1910, utilizándose barracones desmontables de madera tipo "Docker". Por ello durante muchos años fue conocido popularmente como "Hospital Docker".

Durante la Campaña de 1909, el Hospital Militar situado en el edificio del pueblo viejo, se vio desbordado en sus posibilidades, de ahí que se decidiera concentrar en los 28.000 metros cuadrados el nuevo hospital. En él se contaba con 380 camas. Eran 20 barracones para atender  sólo a la tropa. 4 pabellones  eran clínicas y salas de operaciones. Desde el principio contó con apeadero para ferrocarril. Más adelante pasó por importantes reformas, llegando a contar con 750 camas y a prestar asistencia sanitaria a los jefes y oficiales.

D. Fidel Pagés Miravét
Se le dio el nombre de "Pages", como homenaje a la figura del comandante de Sanidad Militar D. Fidel Pagés Miravét, como prueba de agradecimiento a su labor. Se colocó una placa en el quirófano con el siguiente texto: "Aquí operó Pagés; sirviendo a la patria, enalteció a la ciencia".

Hasta 1990 la única UCI que existía en Melilla se encontraba en el Hospital Militar y en esta fecha se construyó la unidad del Hospital Comarcal.

En 2007 se firmó la construcción y el equipamiento de un centro sanitario para uso conjunto, cívico y militar, en los terrenos del actual Hospital Militar. Lo que llevó a que en 2008 terminara la actividad hospitalaria, dejando sólo las consultas externas y los servicios centrales que incluían la farmacia militar.

Vista de la basílica desde la calle trasera
El pasado 29 de febrero se arrió la Bandera española por última vez. Supongo que hasta que se terminen las obras del nuevo Hospital Universitario Cívico Militar, donde se ubicarán las instalaciones de la Clínica Militar. Mientras tanto, la clínica prestará sus servicios en el edificio del Banco de España, cedido por la Dirección General de Patrimonio del Estado.

Al parecer de todas las instalaciones que formaban parte del Hospital Militar, únicamente se queda en pie la basílica, que aunque todavía no la he podido visitar, debe ser una pequeña joya con unas tallas estupendas.

Plaza a la entrada del Hospital Militar

Puerta principal

Desde la calle Hospital Militar

Uno de los pocos recuerdos que quedarán

Pasando la barrera para acceder

Las camas vacías, lo ideal

Traslado de enfermos

Operando a un herido en la Campaña de 1911-1912

Acceso en los años 20

Barrera de acceso

Vista aérea de los barracones

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