martes, 17 de septiembre de 2013

Melilla, Peñón de Vélez y Alhucemas

Melilla en los años 60
Don Juan de Guzmán, Duque de Medina Sidonia, sufragó los gastos de una expedición compuesta de 5.000 hombres que al mando de Pedro Estopiñán ocuparon la antigua Rusadir de los Romanos, la vieja Melilla, el 17 de septiembre de 1497.

El 7 de junio de 1556 se incorporó la plaza a la Corona de España siendo nombrado primero Capitán General don Alfonso de Urrea.

Melilla y Cazaza fueron los dos primeros puntos del Rif en que ondeó la bandera española.

En el año 1508, doce años después de ocupada Melilla, el Rey don Fernando el Católico, dispuso que una flota preparada para ir a Orán, mandada por Pedro Navarro se dirigiera al Peñón de Vélez de la Gomera, tomándolo a los moros (nombre que recibían los musulmanes del Norte de África) el día 23 de julio.

En 1522 pasó el islote a poder de los rifeños, después de sucumbir toda la guarnición.

Tres años más tarde, se trató por Mondejar de tomarlo por sorpresa, lo que al fin no se realizó.

En 1563 reinando Felipe II, desembarcó en las Torres de Alcalá D. Álvaro de BAzán, comquistando la ciudad de Vélez de la Gomera, y atacando desde tierra el Peñón. También hubo de reembarcar la expedición.

Por fin el 29 de agosto de 1564, D. García de Toledo con 6.000 españoles, 2.000 alemanes y 1.000 italianos conquistó de nuevo el islote, dejando guarniciones en tierra firme.

Melilla en los años 60
Desde entonces la isla no ha dejado de pertenecer a la Corona de España.

El Príncipe de Montesacro arribó a Marsa-Alhucemas y desembarcó en las islas a las que denominó de S. Agustín y de S. Carlos el 27 de agosto de 1673.

Las Chafarinas fueron ocupadas por el General Serrano el 6 de enero de 1848, en una expedición de la que formaron parte los vapres de guerra "Piles" y "Vulcano", el bergantín "Isabel II" y el místico "Flecha".

Quedó al mando de las islas el coronel de carabineros don Vicente Ilardulla.

Los franceses, que comprendían el inmenso valor del puerto natural que forman las Chafarinas, prepararon una expedición para posesionarse de las deshabitadas islas, pero se encontraron con que desde horas antes ondeaba ya la bandera roja y gualda.

Unos años antes de la oportuna ocupación de las Chafarinas, en 1823, España pensaba abandonar los presidios de África, continuando la política funesta que hizo que en virtud del tratado de 12 de septiembre de 1791, se cedieran a Árgel, las plazas de Orán y Mazalquivir, costosas, malsanas e inútiles.

Tal debía ser el abandono en que España tenía a sus posesiones de África, que en el informe de los técnicos, leído a las Cortes, se confundían, en muchas cosas, el Peñón de Vélez con Alhucemas. Llegaron a construirse minas, para atracarlas de pólvora y volar los presidios al abandonarlos, pero la Providencia evitó que tal desacierto llegara a cometerse.

Desde la campaña de África de 1860, en que tanto rebajaron la dignidad española las exigencias inglesas, se miró con más atención, aunque no mucha, hacia la costa Norte de Marruecos.

El 14 de febrero de 1908, el General D. José Marina Vega ocupó la Restinga y el 12 de marzo siguiente Cabo de Agua.

El 9 de julio de 1909, después de cuatro siglos, empezaron a descorrerse gloriosamente las misteriosas cortinas que velaban el Rif; prosiguiéndose desde entonces un avance continuado y metódico.

La historia de Melilla, Peñón de Vélez y Alhucemas, si bien heroica y gloriosa para las guarniciones, que en lucha casi permanente con la morisma, conservaron las plazas, disputándoles muchas veces por las armas lo más indispensable para el sustento, es desastrosa y lamentable para España, por el abandono en que las tuvo, abstraída, como en los tiempos actuales, en las intestinas luchas políticas, de miras egoístas, perjudiciales para el triunfo de los elevados ideales.

(Extractos de artículos de Francisco Carcaño Mas)

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