sábado, 16 de junio de 2018

Edificio el Acueducto

El año 1910 marca el inicio del expediente edificatorio de toda la manzana que venimos analizando, con la concesión provisional, por parte del General Arizón —14 de mayo— de los citados terrenos a D. Enrique Cucurella Vidal, para la construcción de unos pabellones de madera, cuya condición primera, es: Los usufructuarios no tendrán derecho á indemnización cuando por causa de guerra hubiera de ordenárseles la destrucción de la finca (sic), lo cual nos habla de la precariedad de la propiedad en la urbe y la valentía, osadía en algunos casos, apostando por las expectativas de la ciudad. 
Los barracones que recibirán el nombre de «Mundial Pabellón», estarán destinados a viviendas y restaurante (1.326 m2) —junto al «Circo de Variedades»—. En uno de ellos, se ubicará el reconocido «Restaurant Mundial Pabellón», Magnífico local construido exprofeso. Servicio esmerado, por cubiertos abonos y a la carta. Reservados para familias. Especialidad en banquetes (sic). 
En otros de los pabellones estarán representados: «J. Esteva» de Barcelona, fabricante-inventor (1911), entre otros, de tejas irrompibles y cartón cuero arenado, posteriormente, según el listado de socios de la Cámara Oficial de Comercio, D. Eleuterio Cuadril —minero (1914)— y D. Andrés Gómez Giral —impresor (1917)—. 
Cumplidos los dos años concedidos en usufructo del citado solar, el Sr. Cucurella solicitará su concesión definitiva el 9 de marzo de 1912, comprometiéndose a la capitalización de su canon en diez anualidades y a construir, sobre él (1.384’25 m2), edificios de mampostería con arreglo al proyecto de urbanización aprobado
Un año más tarde, concretamente el 21 de mayo de 1913, se le informará favorablemente, por parte del ingeniero de la Junta de Arbitrios D. José de la Gándara, la instancia presentada el 16 de mayo (por poderes, D. Pedro Sanabra) del proyecto de construcción de un edificio redactado en Barcelona, el 25 de septiembre del año anterior, por el arquitecto catalán D. José Domènech Mansana, con una composición y materiales dentro de la estética mudéjar. 
Para ello, deberá abonar el correspondiente arbitrio y timbre (492’33 ptas. y 7 ptas.), si bien no sabemos, a ciencia cierta, por qué no se llevó a cabo el proyecto. Tal vez, los bajos rendimientos de su anterior empresa y la más que posible rentabilidad con la venta de su superficie, pueden llegar a justificar, suficientemente, un cambio radical de intenciones. 
Será, finalmente, en el mes de marzo de 1928 cuando, bajo la rúbrica del Sr. Nieto, quede redactado este inmueble en chaflán, con fachadas a la calle García Cabrelles y Avda. Reyes Católicos, para el secretario de la sección de tejidos de la Unión Gremial Mercantil de la ciudad, D. José García y Alvaro. 
La empresa «El Acueducto» ha permanecido en sus bajos hasta el primer quinquenio del presente siglo —ubicándose anteriormente a la inauguración del inmueble, en Alfonso XIII, 20 (3 enero1930, hoy Avda. Juan Carlos I Rey)—, siendo sustituida, actualmente, por la franquicia «Mango». 
Destaca su primer piso, sobremanera, al estar confeccionado a modo de entreplanta, señalándose su separación con los superiores — viviendas— por medio de unos voladizos, de balaustres torneados que, sobre ménsulas curvilíneas con hojas de acantos y rosas abiertas, darán lugar a los balcones corridos de fábrica de su planta principal. 
Dicho entrepiso, prolongación de la planta baja en el proyecto, señala los vanos adintelados con la moldura de su clave, abarcando su luz, en un primer momento, el entrepaño existente entre sus grandes pilastras. En el chaflán situará el arquitecto su firma «pétrea» —modelo analizado en la calle Lope de Vega, 6—, confirmando, con ello, a la par que su autoría, su finalidad publicitaria. 
Los pisos superiores se caracterizan por los vuelos rectangulares y semicirculares de sus balcones, la rejería de los antepechos y las líneas segmentadas que, en las sobre ventanas, cobijan el círculo y la palma, siendo, sobre todo, las grandes pilastras adosadas las que se singularizan por la palmeta y pinjante —discos, flores cuadráticas y «C» contrapuestas—, culminadas por esferas gallonadas. 
Pero será, sin lugar a dudas, el remate del inmueble en su sección achaflanada lo que nos retraiga, de nuevo, a la aplicación y la lozanía del Art nouveau, al contemplar lo sinuoso de sus herrajes intermedios y el frescor en la mirada de unos rostros juveniles de largos y ondulados cabellos coronados por flores, como Termes o Hermes que se desarrollan en el fuste de su pilar con tres líneas verticales que cercan el crecimiento interior de una planta trepadora. 
Con este edificio, ejecutado por el constructor de obras D. Pedro Martínez, entramos de lleno en el periodo de los grandes diseños del barcelonés en el ensanche. En él se iniciará esa transición paulatina que, abandonando los presupuestos ornamentales del modernismo floral y asentándose en el secesionismo, nos conducirá, por medio del Art déco, al racionalismo arquitectónico.

Salvador Gallego Aranda  - Enrique Nieto: Un paseo por su arquitectura

1 comentario:

  1. Estimado Roberto Juárez: me halaga que utilices mis contribuciones pero te agradecería que pusieras la fuente original de donde las sacas, pues son transcripciones literales de mi libro "Enrique Nieto Un paseo por su arquitectura. Atentamente. Salvador Gallego Aranda

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