Sabrosos percebes |
Unos amigos fueron a pasar el fin de semana a Charrini, en Marruecos. El domingo por la tarde, a su regreso, me llamaron y me dijeron que me pasase por su casa que tenían me habían traído una pequeña sorpresa. Y una sorpresa fue cuando llegué a su casa y me encontré con un tapper lleno de percebes. Incluso los habían cocido ya, para que no tuviese ni que molestarme en hacerlo.
Los percebes son un plato bastante preciado para los que sabemos lo que cuesta cogerlos. En una ocasión tuve la oportunidad de ir a cogerlos en Orio (Guipúzcoa), con el padre de mi amigo Iñaki. Uno se arriesga a los golpes de las olas contra las piedras, ya que, allí donde más picado está el mar y donde más rocas hay, están los mejores percebes. Se agarran a las rocas lo mismo que los mejillones y aprovechan las aguas revueltas.
Uña y cola de los percebes |
En Galicia, que es donde posiblemente más percebes se recojan, todos los años algún percebeiro tiene algún que otro accidente recogiéndolos. Un kilo de este preciado marisco se paga a 60 euros y más. Y por supuesto no vale todo, hay que dejar los pequeños para que podamos volver a recoger. Los buenos percebeiros no revelan su lugar de pesca, ocurre lo mismo que con los que recogen setas, guardan en secreto los lugares para que nadie se los arrase.
Para el que nunca halla comido percebes decir que en primer hay que cocerlos. Una vez cocidos, el percebe tiene como dos partes. La uña y la cola, por así decirlo. Con cuidado (porque salpica al abrirlo), uno rompe la parte alargada de la uña. En esta parte encontraremos el primer majar para el paladar. Luego en la uña encontramos la segunda parte del manjar, que también se come. El sabor es como el de una caracola o cañeilla. Sabor a mar.
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