En el hueco vacío estaba mi coche |
El título de esta entrada lo dice todo, pero voy a contar toda la historia que casi termina siendo cara para mí.
Siete y cuarto de la tarde del jueves. La jornada de trabajo está terminando. Ha sido un día movidito, ya que comenzábamos una actividad nueva con los chicos y normalmente las novedades cuestan al principio. Cuando llego de nuevo al trabajo, uno de los padres de los chicos me viene corriendo y me dice que quite el coche de donde lo tengo, ya que han prendido fuego al contenedor de papel que estaba al lado. Salgo corriendo y así, es. Alguien, sin más, ha prendido fuego al contenedor y este, al ser de plástico y cargado de papel y cartón, ha prendido con rapidez.
Quito el coche justo a tiempo y lo aparco en otro sitio. Mira que sólo lo llevo por las tardes y ahora porque oscurece pronto. La cosa es que a alguien le estorbaba el contenedor y le ha prendido fuego. Hace un mes que habían puesto los contenedores de papel y el de vidrio. Un mes. Algo que se supone que es un beneficio para todos. Pues hay gente que le estorba, les quita sitio o algo así.
El contenedor ardiendo |
La historia no termina ahí. A la mañana siguiente leo en la prensa que el concejal socialista denuncia que es una vergüenza cómo está la Cañada y que deberían empezar reponiendo los contenedores de basura que están rotos o no existen. Lo que da vergüenza es que se hagan estas exigencias. Me explico: los contenedores de basura del barrio en el que trabajo están destrozados porque los han quemado, los han volcado en la carretera para protestar, les han destrozado las tapas... Y todavía hay que reponerlos. Pero si está visto que hay gente que no los quiere. Señor Escobar, los contenedores cuestan un dinero al Ayuntamiento, y por lo tanto a los melillenses, para que dos desaprensivos vengan y los destrocen. Y le pregunto, ¿merece gastarse dinero en algo que no se cuida? Pues, personalmente creo que de mis impuestos prefiero que no. Y le digo otra cosa. En mi barrio, que no es la Cañada, alguien se dedicó a quitar y romper las papeleras de las calles y llevamos dos años sin ellas. Así están las calles, claro.
El contenedor terminó destrozado |
Pero no se lo pierdan ustedes. Resulta que a la mañana siguiente, cuando subo al trabajo a las nueve y media de la mañana, me encuentro que los operarios de la basura están retirando los restos del contenedor quemado y a las horas han repuesto el contenedor. Ahora no lo han puesto de plástico, sino que es metálico, con lo que pueden quemar el interior, pero la estructura se mantendrá. Y me pregunto: ¿Cuánto nos durará? Lo veremos.
Siento que las fotos no tengan buena calidad, pero las saqué con el móvil.
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