Cámara de Comercio |
La íntima relación entre el arquitecto y la entidad se produce,
prácticamente, desde la llegada del Sr. Nieto a la urbe (1909). Su
primer proyecto de Museo Comercial para la Corporación en 1910
—no ejecutado— nos habla del inicio de un idílico maridaje, cuyo
fruto más significativo va a ser la construcción de la Sede Social, en
la que la dirección facultativa y el trazado se realizará de forma altruista.
La idea original de crear un Museo Comercial —exposición permanente de productos industriales— permitirá, años más tarde, adicionarle los servicios inherentes a sus funciones y traducir los ideales camerales para la proyección económica —nacionalización del
comercio—, cultural y social de la ciudad.
Corona final del edificio |
Colocada la primera piedra del inmueble el 2 de agosto de 1913, será inaugurado oficialmente el 25 de julio de 1915 —el 14 de noviembre de 1914 ya había celebrado sesión la Junta Directiva en el nuevo edificio—, con un monto total de 64.000 ptas. y un coste humano apreciable, al fallecer, consecuencia de la caída del andamio
por desfallecimiento (14 abril 1914), el obrero D. Rafael Vega Guerrero, cuyo duelo, dos días más tarde, será presidido por los contratistas Sres. Mariné y Bonet y el arquitecto.
Vidrieras |
En el piso superior, se emplazaba, correspondiéndose con toda
la línea de fachada a la calle Cervantes, el Salón de Actos que, por
su lado interior derecho, permitía el acceso a la Biblioteca y Aula y,
por el izquierdo, al Despacho de Presidencia —y Directiva— y
Antedespacho que disponía de una escalera de caracol que comunicaba con la Secretaría en el piso inferior.
Detalle de las ventanas |
Las fachadas del edificio nos presentan, por primera vez, la toma
de posesión del arquitecto de la esencia secesionista del modernismo. De ello son ejemplos: sus bandas desarrolladas, cual pinjante,
partiendo de los enmarques y flores cuadráticas que marcan las líneas estructurales edificativas, los tres círculos concéntricos, los
herrajes principales, inicialmente también como pretil de azotea
—hoy, remedo de ellos—, y el exorno floral que corona el inmueble
y los antepechos de sus vanos.
Las cintas, guirnaldas y festones que orlan las luces en su piso
principal, y cortejan su puerta, serán los testigos del relieve voluminoso que lo emparenta con anteriores líneas de meandros que ahora
buscan su canalización. Corona final, escudo, emblema y leyenda,
institucionalizadores de la Sede, le darán ese carácter palaciego, de
efectos imperiales, que busca en su enladrillado la corporeidad edilicia
reflejo de las expectativas tangibles y, en su enlucido, la manifestación patente de las ilusiones nacionales.
La última reforma del edificio es el «Proyecto básico de rehabilitación y ampliación del edificio...», a cargo del arquitecto D. Benito M. Perelló González Moreno (20 septiembre 2006) —visado
por COACAM (26 septiembre 2006)—, en el que, junto a las labores de saneamiento de la cubierta y consolidación de la estructura,
se le adiciona una planta más, retranqueándola tres metros de la línea de fachada.
El edificio de la Cámara de Comercio, su concepción, responderá fielmente a ese todo orgánico que se propugna con la integración de las artes pero, sobre todo, será reflejo de la unión factible de
unos ideales comunes —culturales, sociales y económicos— que darán vida a la Corporación y, por tanto, a la ciudad.
Salvador Gallego Aranda - Enrique Nieto: Un paseo por su arquitectura
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