sábado, 28 de abril de 2018

Casa de Lázaro Torres

Casa Lázaro Torres
En la misma manzana que el inmueble Miguel Gómez Morales, se levanta este edificio entre medianerías, con fachada a la calle García Cabrelles, proyectado en febrero de 1928 por el Sr. Nieto, para el contratista de obras D. Lázaro Torres.

Este notable constructor que comienza su actividad profesional a principios de los años veinte, va a contar entre sus obras más significativas con la fábrica de harinas de Beni-Enzar, el colegio israelita, la Sinagoga de Yamín A. Benarroch —ya aludida— y, como no, la presente edificación de su predio.

El 6 de abril de 1929, reconocida la casa de planta baja y tres pisos, se librará el informe favorable, por parte del arquitecto municipal D. Mauricio Jalvo Millán, para la oportuna baja en el arbitrio de vallas y la concesión de la licencia para su habitabilidad.

El diseño del proyecto, destinando los bajos para fines comerciales y los superiores para viviendas, parte del modelo de la Casa Heribert Pons en Barcelona —Rambla de Cataluña, 19 y 21— del arquitecto D. Alexandre Soler March (1907-1909), que según Cirici, es el paradigma del modernismo secesionista. Derivación del anterior ejemplo es, también, el proyecto de D. Javier Goerlich Lleó (1914) para la casa Barona en Valencia —Marqués del Turia, 70—, donde la reiteración del prototipo del Sr. Soler sigue desvelando el repertorio formal centroeuropeo.

La reinterpretación del Sr. Nieto se basa, formalmente, en la introducción de un gran mirador curvilíneo que abarca el paramento central de los dos primeros pisos, dando espacio al voladizo de la última estancia, que remata y singulariza al inmueble, por medio de una balaustrada —hoy remozada—, en la misma línea del antepecho de azotea de las secciones laterales.

Detalle de la fachada
En él, destaca, por un lado, la disposición —ya clásica— de los listeles de su carpintería y cristales polícromos, por otro, la novedad en el dibujo de sus balaustres, pero, sobre todo, en los rostros de los efebos que, con sus coletas ensortijadas y el cuello engalanado por un doble collar de perlas, resaltan las claves de los arcos —carpanel apainelado— quedando enmarcados por una orla de festones de tulipanes y cintas que enlazan con la hoja de acanto de sus ménsulas extremas.

Las grandes pilastras adosadas o contrafuertes que dividen los paramentos y los entrepaños —de azulejos— reflejarán en su desarrollo, la disposición incisa de tres líneas apaisadas y tres verticales —en su tercio superior— y, resaltadas en su caja, un encintado de círculos y hojas de laurel —en sus tercios inferiores—, culminando sus terminaciones en pináculos coronados, donde se asientan cúpulas bulbosas rematadas con agujas, en las centrales, y bolas en las extremas.

Entre los más elevados servirán de enlace, enriqueciendo su pretil, los herrajes —hoy inexistentes— de círculos concéntricos evolucionados en bandas tripartitas que invadían, relacionándolos, los intermedios de las claves resaltadas de su terna de vanos superiores, donde el motivo central apunta el eje de simetría del edificio.

Motivos ornamentales
En las calles laterales, su cerámica epidérmica —verdosa y brillante—, se conjuga con el recercado de las luces que se prolonga del primer —vanos quebrados, con cinta, festones y guirnaldas, en su prolongación— al segundo piso, rematándose en un arco semicircular que, radialmente, dispone sendas ternas de petunias, separadas por la resaltada clave que sirve a su vez de ménsula, con motivo ornamental de hoja de acanto —que se repite en las repisas laterales—, a la línea de cornisa.

Su planta baja, muy reformada —actualmente, «La Ciudad de Valencia», anteriormente «El Caracol», a la izquierda del portal y, a su derecha, «Triángulo» y un vano expositor de la casa anexa «Vicente Martínez»—, cuenta en su abertura central con el diseño prístino del proyecto, del que han quedado mermados los dos pilares de capitel floral como preludio de una hojarasca engarzada, donde se inscribe el número identificador —primitivo «3», hoy oculto— de la vivienda.

El portalón de acceso a las viviendas se compartimenta en dos hojas con remate semicircular, con una pareja de hendiduras elípticas que cobijan una flor cuadrática. Encima de ellas, el portal se airea en la curvatura de unos herrajes con perfiles de jarrones que custodian en su interior corazones invertidos. Más arriba, cerrando el vano, el marco curvilíneo acristalado por medio de listeles ortogonales. Madera, hierro y vidrio se conjugan en un mismo elemento separador de lo público y lo privado.

Repisa lateral
Cuenta, asimismo, con la firma pétrea del autor utilizando el mismo diseño planteado para el edificio del Dr. Gómez Morales, en la calle Lope de Vega 6 y se reitera en el siguiente inmueble que analizamos que es, a su vez, medianil. Nos referimos al denominado como «El Acueducto».

A estas alturas, finales de la década de los veinte, estamos hablando de la longevidad y vigencia de un estilo que, sin llegar a abandonar la urbe, irá enriqueciendo, sin solución de continuidad, un repertorio formal y estructural ya asumido —clásico, histórico, exótico y modernista— y por aprehender —costumbrista, esquemático y racional—.


Salvador Gallego Aranda  - Enrique Nieto: Un paseo por su arquitectura

sábado, 21 de abril de 2018

Casa Miguel Gómez Morales

Casa Miguel Gómez Morales
El edificio proyectado en esta ocasión para el médico D. Miguel Gómez Morales queda ubicado en la primera manzana de viviendas que, por la Avenida de Juan Carlos I, da acceso, en su lado izquierdo, al Barrio del General Gómez Jordana, nombre que sustituye al del «Buen Acuerdo» por resolución de la Junta de Arbitrios de 10 de julio de 1915 (edicto 11 noviembre).

Primer edificio que se levanta en la superficie de un conjunto de solares, donde la firma del técnico barcelonés será mayoritaria —estudios siguientes—, pero no completa, al situarse, en el número cuatro de la calle Sor Josefina —hoy Lope de Vega—, el predio del contratista de obras D. Joaquín Burillo Blasco, trazado por el arquitecto Sr. González Edo y la dirección facultativa de su suegro y arquitecto municipal D. Mauricio Jalvo Millán.

Será D. Joaquín Burillo, precisamente, el constructor de la residencia del Sr. Gómez Morales. Este afamado contratista había empezado su actividad profesional en 1926, contando como obra y curiosidad la construcción de una plaza de toros para la ciudad en sólo quince días. Con realizaciones en el Protectorado (Villa Sanjurjo, etc.), llevará a cabo, también, trabajos de carpintería y ebanistería —fabricación de mobiliario— bajo sus propios diseños.

D. Miguel Gómez Morales, médico —en excedencia voluntaria por Resolución 30 enero 1960—, director Técnico de Puericultura de la Asociación General de Caridad, concejal del Ayuntamiento en varias épocas y presidente del Casino Español (1935), se casará con D.a Francisca Montes García —hija de D. José María Montes Hoyo y D.a Amalia García Luna—, su hijo, D. José María Gómez Montes, seguirá la profesión de su padre en la especialidad de pediatría.

Detalle de la cornisa
Hasta fechas recientes han tenido sus consultas: D. Fernando Artalejo (Otorrinolaringólogo) —en el bajo izquierdo— y el psiquiatra D. Manuel Quiroga Gallego. Actualmente, el estudio de arquitectura de D. Manuel Vicente Arias Bueno, «Promociones Garab» —inmobiliaria, venta de viviendas y apartamentos—, el quiropráctico Sr. Ramos Sáez y la boutique de D. Hayim Amselen Bittan.

Reconocida la casa, Sor Josefina 6 —hoy, Lope de Vega— será informada favorablemente por el arquitecto municipal —Sr. Jalvo Millán— el 1 de septiembre de 1928, se encuentra en buenas condiciones para el libramiento del oportuno certificado de habitabilidad. El inmueble de tres plantas estará dedicado, en primera instancia, casi en su totalidad a viviendas, destacando, como principal, la fachada a la calle Lope de Vega.

Esta prioridad se verá, no sólo en el tratamiento de sus paramentos, simplificado en la calle Cardenal Cisneros, sino, también, en el emplazamiento elegido para situar el reclamo autográfico del arquitecto.

De ella destaca su tipología, utilizada originariamente en edificios como «La Reconquista» o la «Casa de David J. Melul» (1915- 1917) —ya analizados—, donde la incisión del título profesional y la latinidad de su leyenda, combinan con una ornamentación vegetal que se ramifica, partiendo de su tronco, cual hiedra en hojas lanceoladas. Del centro de la base de la cartela penden recogidos en una argolla tres aros superpuestos.

Detalle de la balconada
La fachada lateral —Cardenal Cisneros—, se compone de tres luces por planta. Las ventanas inferiores partirán del zócalo granulado con una serie de franjas horizontales —producto de la hendidura de la platabanda—, que darán forma al arco de carpanel apainelado con el pretendido despiece de su dovelaje.


El primer piso dará cita al arco rebajado, simplemente recercado, cobijándose por el desarrollo de unas ménsulas —con más altura que vuelo— con ramajes esbeltos y, el segundo, al deprimido rectilíneo culminando sus claves con marcos arquitectónicos de «C» enfrentadas, volutas y ramificaciones vegetales que las cortejan y coronan.


En su fachada principal, repitiendo los mismos elementos estructurales, se destacan, por un lado, la macolla que corona la puerta de acceso y, por otro, su remate abalaustrado, dada la inflexión curvilínea de su línea de cornisa —con gotas pronunciadas y ovas y dardos— en consonancia con el frontón —semicircular y denticulado— que lo corona. En su entablamento, dos cornucopias o cuernos de la abundancia quedan, como símbolo de la prosperidad, ceñidos por un lazo.

Detalle de la fachada
Pero, realmente, lo que resalta del conjunto, sin lugar a dudas, es su mirador central compuesto de pilastras pareadas, azulejos intermedios —de herencia hispanomusulmana— y por su antepecho calado de balaustres retorcidos, que responde fielmente al coup de fouet, esencia de la fantasía arabesca del Art Nouveau. Los herrajes de los antepechos de las ventanas y los balcones, se conforman por medio de dos líneas de corazones que, invertidos en su fila superior, están unidos por barrotes torneados.

Este elemento singular —reiterado en la calle Echegaray 16 (Barrio del Carmen)—, tal vez disonante, por sus circunvalaciones, con la compostura clásica del inmueble, llega a designar el estilo de un edificio partiendo de un limitado, aunque muy significativo, apunte.


Salvador Gallego Aranda  - Enrique Nieto: Un paseo por su arquitectura

sábado, 14 de abril de 2018

Sinagoga de Yamín A. Benarroch (Or Zaruah)


Fachada de la Sinagoga
En la misma línea de fachada que el anterior inmueble, el arquitecto nos muestra una obra de encargo específica, por parte de su prócer, en una calle, en principio, de segunda categoría, donde el encajonamiento del edificio —a tres vientos— y el estilo empleado —neomusulmán—, remarcado en su exterior, deberá preservar el culto religioso al que está destinado.

Este mismo tipo de exorno y estructura va a ser retomada por el Sr. Nieto, a mediados de los años cuarenta, cuando proyecte la Mezquita Central —o masgid aljama— de la calle García Cabrelles, hablándonos de un lenguaje estilístico de inspiración medieval musulmana al que se acude, dentro del convencionalismo de la estética historicista decimonónica, para la confección de una tipología constructiva determinada. En este caso, como es asimilable, es lo antagónico al gótico, románico, bizantino del culto cristiano.

En los trabajos de ejecución de la «Sinagoga Or Zaruah» participarán como contratista de obras D. Lázaro Torres —constructor, a su vez del colegio israelita—, en la cerrajería el gran taller de D. José Palomo y en los trabajos de escultura y ornamentación D. Vicente Maeso, profesionales que compartirán, como veremos, otras obras de envergadura diseñadas por el barcelonés.

Detalle de los arcos y cornisa
Antes de pasar al análisis formal del inmueble, nos gustaría resaltar, de nuevo, el autógrafo del arquitecto, el cual, a la misma altura que en el nº 2 —ya visto—, será emplazado en la calle López Moreno, alienándolo, incluso, de la portada principal, que estará situada en un pasaje interior —designado David Melul (2009)—.

Placa rectangular, cuyo valor ornamental viene condicionado por una serie de estilizaciones vegetales o ataurique, muy desarrolladas, que envuelven el nombre del técnico. Lateralmente, sus ángulos superiores muestran la sección de un arco de herradura, limitando el contenido de la cartela, que sólo rompe su total asimetría con la palabra «arquitecto». Su composición puede estar inspirada en el letrero, diseñado por Gaudí, de la Compañía Trasatlántica para su pabellón en la Exposición Universal de Barcelona (1888) y encontrado en el obrador de la Sagrada Familia.

Este inmueble con funciones litúrgicas hebraicas será construido, por D. Yamín A. Benarroch —propietario y fundador—, como reza en la lápida interior, en el mes de Elul de 5685 (agosto-septiembre 1925), en memoria del autor de sus días D. Aquiba Benarroch. Conformado por tres plantas, estará dedicado a almacén en sus bajos (posteriormente, Delegación en Melilla de la Agencia Tributaria) y en su primer estadio a vivienda (para el propietario), albergando, en su último piso, a la sinagoga en sí. 

Interior de la sinagoga
Lugar de culto e iluminación, de ahí su denominación de «Luz Santa», sobrecoge por la capacidad lumínica irradiada desde sus lámparas colgantes —y de pie— o la gigantesca Menorah de ocho brazos, así como la nobleza en la carpintería de su mobiliario.

La concepción ecléctica en su repertorio ornamental interior se resalta, entre otros, en la configuración de su imposta de mocárabes nazaríes —repetida a modo de friso en la tribuna—, sus arcos califales —cristaleras policromadas con listones en zig-zag— y el zócalo de mármol, con apuntes secesionistas —círculo con tres bandas—, que circunda la sala. A nivel estructural, destaca la ausencia de cualquier tipo de sostén intermedio, para una nave cuya magnitud parece querer reclamarlo.

En el centro de la sala, se dispone un ornamentado Tevá —en madera de roble— para la lectura de la Toráh; en uno de los lados menores, el elevado matronium, en el otro, la magnífica portada orientada a Jerusalén del Hejal —sentido en el que deben orar los hebreos— en cuyo interior se guardan los pergaminos sagrados.

El frente del inmueble más visible —López Moreno—, considerado como lateral, desarrolla cuatro vanos en sus dos primeras plantas, con el despiece de su dovelaje en el arco de herradura inferior —conteniendo la estrella de David— y el enriquecimiento superior de las enjutas por medio del diseño geométrico y polícromo de sus azulejos vidriados.

El último piso gemina el arco de sus luces a través de las columnas adosadas de esencia hispano-musulmana, superponiendo cual cenefa, en su mitad superior, la abstracción de unas muqarnas, cuyas angulaciones contrastarán con el almenado escalonado, de origen sirio, de su cornisamiento. Las crujías del edificio prolongan sus pilares en piramidiones seccionados, apoyándose en ménsulas- matacanes de líneas mixtas.

Interior adornado con madera de roble
La fachada principal, reiterará, de manera más o menos acusada, los distintos elementos analizados, rompiendo su disposición simétrica, descentralizando su acceso —con un maravilloso trabajo de ebanistería, donde destacan la pareja de pegasos —caballos alados— rampantes sosteniendo el escudo con la estrella de David y, en sus paneles, rosetones con octogramas agudos de múltiple simbología (cósmica, terrenal, plenitud o regeneración)— y ocultando una visual, pretendidamente deseada al sobresalir en su calle central un mirador —donde se ubica el Hejal— y su cornisamiento, a modo de hastial escalonado.

No se puede hablar de un retroceso en la evolución estilística del arquitecto, sino, más bien, de la asimilación y el uso consciente de un repertorio formal historicista, cuyo bagaje universitario ha de satisfacer cualquier tipo de demanda.

Puedes visitar también: Sinagoga Or Zaruah o Yamin Benarroch


Salvador Gallego Aranda  - Enrique Nieto: Un paseo por su arquitectura

sábado, 7 de abril de 2018

Edificio Mabel

Edificio Mabel
La distribución en distritos de la ciudad, hace que los números pares de la calle López Moreno, situada en pleno centro urbano, pertenezcan al Barrio del Carmen y no al de Héroes de España, descentralizando, sobre el papel, una realidad de hecho. La primera concesión del solar la tendrá D. Francisco Peso Urbano, quién con las trazas — 5 marzo 1910— del técnico militar D. Francisco Carcaño Más, examinadas por el ingeniero de la Junta de Arbitrios D. José de la Gándara —2 mayo 1910—, levanta un edificio de tres plantas, siendo la superior destinada a Galería fotográfica. En él, la primera composición con apuntes modernistas ajena al Sr. Nieto, lo que nos habla de otra vía de penetración de esta nueva estética en la urbe.

Este primer diseño será reformado —4 junio 1912— por el mismo ingeniero, añadiéndole un piso más para igualarlo con la nueva ampliación de superficie de la casa y la citada Galería al construir en el solar inmediato, cuyos bajos se dedicarán a imprenta. Ambos proyectos alcanzarán —según la escritura de préstamo hipotecario y de venta (29 agosto 1917)—, la suma total de 36.760 ptas. El cambio de propiedad del Sr. Peso a D. Antonio Ibancos Llorca se realizará entre julio de1918 y marzo de 1920, meses antes de su muerte —funerales, 7 enero 1921—.

Detalle del mirador
Sobre el edificio existente, se efectuará la reforma del Sr. Nieto —agosto 1923, presupuesto inicial: 30.870 ptas.—, respondiendo, según el informe de D. Bernardo Gil Pina —administrador y yerno del Sr. Ibancos—, a que la finca no reunía las condiciones de seguridad necesarias, debido a las deficiencias técnicas de la construcción anterior y a la necesidad de adecuarla para vivienda de la Sra. Viuda de Ibancos.

Las obras de mejoras —llevadas a cabo por el contratista D. Juan Sánchez Calleja— son, en planta, el cambio de la caja de escalera que, en el anterior proyecto, dejaba las habitaciones más amplias a segundas luces y con la nueva ubicación les permite recibir luz directa, salvo la cocina que la toma del patio interior, y, en alzado, considerando como fachada principal la de la Plaza Menéndez Pelayo, la composición desdoblada, unitaria y simétrica de un frontispicio de textura acanalada, donde destaca el mirador central que recorre y enlaza las dos plantas superiores con desarrollos florales muy acotados a sus antepechos.

En agosto de 1924, se proyectan dos viviendas en la azotea, retranqueadas de la línea de fachada y, en mayo de 1940, también del mismo arquitecto y en el mismo lugar, otras dos habitaciones. En marzo de 1941, la propiedad le sigue correspondiendo a la Sra. Viuda de Ibancos y, aproximadamente, una década más tarde a D. Alfonso Martínez Lobato, quién regenta el «Café Rango» y la confitería «La Bombonera».

Detalles florales y balaustres
La planta baja —que remarca el dovelaje perpendicular de sus luces adinteladas— estará destinada a actividades comerciales: a me- diados del siglo pasado «Almacenes Romero» —cocina a gas butano—, «Emilio Romero Rizo» (1966) y «Muebles Mabel» —desde la década de los setenta—, a dos fachadas; y a la derecha de la puerta de acceso, «Cafetería Los Arcos» (1996) y Juan Torreblanca —Pro- curador—, y, en los pisos superiores, para fines residenciales y oficinas, como: «Construcciones Romero», «Colegio Oficial de Médicos» (1966), «Centro de reconocimiento de conductores» y, desde los noventa, «Rusadir» —Asesoría fiscal y contable—, sustituido por «Seguros Gan Agemel S. L.» —Asesoría de Gestión (1997)—, así como, entre otros, el despacho de la abogada Dña. Rocío Rodríguez Bayón. Por idéntica fecha, en el 2º piso, la «Academia Bueno Ruiz».

La cartela del barcelonés, a la altura del primero, en la crujía que separa la fachada preponderante de la secundaria, nos habla de una tipología autográfica, sólo reconocida en este predio y para la que utiliza la escayola. Será recibida en la fachada por medio de tres clavos —de distintas cabezas—, estando su decoración formada por festón y guirnaldas de rosas, a modo de orla, de una leyenda epigráfica —E Nieto ARQUITECTO—, que se verá invadida por las ramas ascendentes del laurel.

Lo más destacado, sin lugar a dudas, son los balaustres de sus herrajes —piso segundo en Menéndez Pelayo y plantas superiores en López Moreno— en el más puro Art Nouveau que hoy podemos encontrar en la ciudad. Sin embargo, no debe sorprendernos del todo la reiteración de esta seriada «línea de látigo» en provincias como Almería y en la región levantina, como nos habla el Dr. Villanueva Muñoz, mencionándonos una oferta y elección por catálogo que emparenta afinidades y diseños.

Junto a ellos reseñar, por un lado, las molduras de las sobre ventanas que, con el perfil sinuoso de la hiedra, triplican, y hacen trino de casi todos los elementos ornamentales vegetales que, con las algarrobas inferiores, florecen, junto a hojas lanceoladas, en lo más alto de sus curvaturas. Por otro, las mirandas enmarcadas por alargados baquetones y el trazado inciso, de perfil curvilíneo, que custodia sus vanos acristalados y donde los antepechos, ramificando tallos y helechos, nos permiten visualizar el crecimiento vibrante y siempre sinuoso de la naturaleza.

El edificio —restaurado en 2009— quedará rematado por un pretil remozado, partiendo de un entablamento con una cima recta, alero corrido y un friso atomizado, en toda su extensión, donde reina la rosa. Este bello inmueble, sólo desdibujado por la vivienda de azotea colindante con su línea de fachada, nos dará paso, en próximas composiciones, a silencios ornamentales que deben ser valorados como la salida paulatina y compensada de un lenguaje estilístico en plena evolución hacia su canto del cisne.

Salvador Gallego Aranda  - Enrique Nieto: Un paseo por su arquitectura