sábado, 14 de julio de 2018

Casa de Enrique Nieto

Con fachadas a las calles Pedro Antonio de Alarcón 4 —hoy Avda. Reyes Católicos— y Sor Josefina 2 —actual Lope de Vega—, se construye este inmueble, propiedad del arquitecto, que quedará ubicado en la, tan mencionada, «manzana» del Barrio Gómez Jordana. 
El proyecto, firmado por el Sr. Nieto en octubre de 1930, con una superficie aproximada de 270 my compuesto de cinco plantas —y habitaciones en la azotea— de distintas alturas, será autorizado en la sesión celebrada el 9 de abril de 1931 —visto el informe del técnico municipal cinco días antes—, por la Comisión Permanente del Excmo. Ayuntamiento. 
Su planta baja destinada, en un principio, a tiendas y vivienda, transformará esta
última función en usos comerciales, con la
reforma trazada a mediados de marzo del año siguiente (1932). En ella estarán: la cafetería «El Clavel de Oro», de D. José Sánchez Rueda (1932), «La Accitana» —Sastrería y Pañería (1935)— y el almacén de D. Francisco Marqués Domínguez (en su ppal. A, «Madame Adele» —Salón de Modés, 1934—). Con el cambio de propiedad, a favor de D. Juan López, ya en la década de los sesenta, el establecimiento de D. Samuel Cohén Benchimol —«pajas»—, la «Sastrería» de D. Sebastián Martínez Moreno y «La Meca de los Pantalones», siendo sustituida por la marca catalana «Pronovias» (23 julio 2006)—. Como anécdota, resaltar, en proyecto, la ubicación de un horno para dulces detrás de la caja de escalera, a pesar de la diabetes que sufría el arquitecto —el cual, con su familia, vivía en el entresuelo—. 
A los pisos superiores se accede a través de la escalera ubicada, frente a su entrada, en la Avenida Reyes Católicos. La planta tipo utilizada constará de tres viviendas, distribuyendo los cuartos y salones en la línea de fachada, y las cocinas y servicios en torno a los patios interiores. La planta de azotea acoge una estancia (marzo 1942) que se retranquea y se inserta, en su paramento principal, gracias al remate central del inmueble. 
Su fachada lateral —c/ Lope de Vega— se compone de cuatro vanos por planta, separados, verticalmente, por grandes pilastras acanaladas a partir de su segundo piso, cajeadas floralmente, en su último tramo, para rematarse, por medio de pináculos acordonados, de forma cuadrática, que se ramifican partiendo de un centro piramidal. 
Las luces de este paramento, al igual que las del principal, recercan su adintelamiento resaltando la clave —base de ménsula— y quebrando sus líneas en el último piso. Los vuelos de los balcones se configuran, en su ascenso, por figuras geométricas —triangulares y trapezoidales— que prolongan su diseño en las rejerías independientes de los pisos superiores y balaustres de fábrica del antepecho corrido de su primero e individualizados de su entresuelo.

De su fachada principal —Avda. Reyes Católicos— sobresale la situación de dos miradores intermedios que, partiendo del segundo piso e interrumpiendo su balconaje corrido, se elevan hasta la línea de cornisa. En él, destaca la traza empleada en su final, al utilizar ménsulas de cuerpos cilíndricos, decrecientes hacia el centro, cuya estructura escalonada se continúa en el balcón superior para rematarse, por medio de columnas, como pretil de azotea con placas de fronda.

Asimismo, debemos destacar: la cartela-firma del arquitecto —con el mismo diseño de las últimas analizadas—, las aldabas leoninas —con rostro infantil en su llamador— del portalón diseñado a plomo, por medio de líneas verticales, con franjas diagonales y composición piramidal tubular de diseño déco, en sus extremos lignarios, así como la forja, en el tercio superior, desde donde se vislumbran las molduras esquemáticas del portal y su plafón. 
Partiendo, pues, del secesionismo vienés de los grandes edificios anteriores, asimila el repertorio formal del Art déco —surgido en gran medida del modernismo más racionalizador o geométrico— y lo introduce en su fisonomía, a través de elementos estructurales y de exorno que, a partir de estos momentos, empezarán a ser habituales en su lenguaje arquitectónico. 
Será en el diseño de este inmueble, en el que colabora el taller mecánico de carpintería y ebanistería de D. Herminio Pérez Sánchez, donde el Sr. Nieto nos demuestra el afianzamiento de un estilo personalizado, y nos deja atisbar una evolución constante que desembocará en futuros trazados de composición racionalista. Asimismo, su firme convicción de que su estancia en Melilla, una vez conseguido el cargo de Arquitecto Municipal —nombramiento 22 enero 1931—, será ya definitiva. 
Como nota curiosa hay que destacar que, el 29 de septiembre de 1937, tres inquilinos (D. Teodoro Lopátegui Sánchez —2º A— Jefe de Negociado de Correos, D. Venancio López Muñoz —1º A— y D. Vicente García Sarboni —ppal B—, comerciantes) instarán al Alcalde Presidente de la Comisión Gestora Municipal, rogando que se les revise la cuantía efectiva del recibo de su inquilinato en dicho inmueble, acogiéndose al artículo 15 del Bando publicado por el Gobernador General con fecha 27 de julio del mismo año, sobre tasaciones de las viviendas urbanas en Melilla. Los vecinos, al unísono, nos relatan: Otra advertencia es que el citado Sr. Nieto no admitió discusión y el firmante ha tenido que pagarle la valoración hecha por él, aun siendo injusta a todas luces (sic).


Salvador Gallego Aranda  - Enrique Nieto: Un paseo por su arquitectura

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