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Foto de Emilio Gaitán |
El más antiguo de nuestros parques surgió de la idea de transformar la gran explanada por la que había discurrido el río de Oro, antes del inicio en 1872 de las
obras para su desvío por el sur del Cerro de San Lorenzo, en un lugar de esparcimiento para la creciente población melillense. Fue D. Venancio Hernández
Fernández, llegado a Melilla como nuevo Comandante General en 1899 quien
decidió, con una indudable visión de futuro, la transformación de un amplio terreno, sucio y desaprovechado, donde se vertían las tierras extraídas del nuevo
cauce y se realizaban ejercicios militares, en un parque forestal provisto de un
bello y variado conjunto de especies vegetales. Para ello contó con el sufragio
económico de la Junta de Arbitrios, a la sazón órgano rector de la ciudad, de la
que él mismo asumió la Presidencia a nales de ese año 1899.
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Foto de Emilio Gaitán |
El proyecto corrió a cargo del ingeniero militar D. Vicente García del
Campo, terminándose las obras en la primavera de 1902, fecha en la que fue
inaugurado oficialmente con el nombre de Parque Hernández. Al poco de esta
inauguración la superficie inicial se vio mermada en su lado occidental, que
llegaba hasta la actual calle de los Reyes Católicos, debido a la construcción del
barrio Alfonso XIII. La idea original lo concebía como parque forestal a la manera de los existentes en otras ciudades españolas y europeas, de modo que se
le dotó en una superficie anexa, en lo que hoy es la Avenida de la Democracia,
de un vivero de germinación y aclimatación de especies que irían incrementando y enriqueciendo en diversidad los distintos parterres aún en construcción.
Este vivero fue trasladado en 1919 a la zona donde actualmente se encuentra
el Instituto de Enseñanza Secundaria Leopoldo Queipo al cederse sus terrenos
anteriores a la Junta de Obras del Puerto.
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Foto de Emilio Gaitán |
En los años que siguieron a su apertura el parque se fue urbanizando y se
le fue dotando de atractivos jardines que poco a poco lo van constituyendo en
el centro del ocio ciudadano, hasta que en 1906 una riada lo destruye casi en
su totalidad y hubo que retomar las obras prácticamente desde cero. En 1907
se construye en el actual centro geométrico del parque un bello templete de
música y se erige por suscripción popular y a iniciativa de D. Cándido Lobera
y El Telegrama del Rif, una farola conmemorativa en homenaje a D. Venancio
Hernández, la cual ocupó en principio un lugar en el centro de la puerta principal del lado occidental, situándose actualmente cerca del ángulo al que mira la
fachada principal de la Comandancia Militar. La construcción de un depósito
de agua en 1915, hoy reconvertido en palomar, facilitó las labores de cuidado,
la construcción de surtidores y dio un impulso apreciable al desarrollo vegetativo de muchas de las especies de procedencia tropical.
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Foto de Emilio Gaitán |
Al iniciarse las obras de la Plaza de España, en la antigua explanada de
Santa Bárbara, se comprobó que la que habría de ser la entrada principal al
parque, orientada a levante, desmerecía del nuevo entorno urbano. Por ello La
Junta de Arbitrios acordó dotarla de una portada en consonancia que se terminó en 1914. Construida en compacta y blanca piedra caliza, destacan en ella las
tres grandes puertas provistas de cancelas de hierro forjado y las dos torretas
adornadas por escudos de la Casa de Medina Sidonia coronados por efigies
de Guzmán el Bueno. Junto a la portada se construyó un bar de bella factura
modernista desgraciadamente desaparecido, que se unió a otras aportaciones,
como el estanque de los patos y las pajareras. En 1918 se terminó al cerramiento
perimetral, compuesto por un murete de metro y medio de altura, salpicado
de pilares unidos por una verja férrea que alcanza una altura cercana a los tres
metros. Grandes puertas en los centros de los otros tres lados y otras cuatro más
pequeñas aseguraban el tránsito ciudadano a través del recinto.
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Foto de Emilio Gaitán |
En el período 1927-1930 las mejoras son notables. Surgen los artísticos
peristilos o pérgolas de las dos rotondas laterales del paseo principal norte-sur, se suprimen algunos pequeños caminos y se pavimentan los principales.
Desaparecen algunos antiestéticos quioscos, autorizándose sólo dos, bien montados, en la zona media de la mitad oriental del parque. Se invierte en nuevas
conducciones de aguas, en los viveros de plantas, en plantas y herramientas. Y
en los bajos del templete de música se da albergue a un pequeño Museo Arqueológico que pronto, con la llegada de la República se trasladará a la Puerta
de la Marina, ocupando el local una biblioteca popular.
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Foto de Joaquín Cánovas |
Al inicio de la década de los años 30 el parque sufre su última mutilación superficial que lo redujo a las 4 hectáreas actuales, al suprimirse la doble semirrotonda en media luna que sobresalía de su lado oeste en lo que hoy es la calle Luis de
Sotomayor. Tras la guerra civil el Parque Hernández volvió a ser el paseo preferido
por la ciudadanía melillense y el centro neurálgico de las actividades lúdicas y festivas de la ciudad, contando con la presencia de bares con terrazas donde frecuentemente se desarrollaban veladas musicales. Pero, poco a poco, con los cambios en
los hábitos lúdicos que surgen en la sociedad española a nales de los 60 e inicios
de los 70 el parque entra en una larga etapa de decadencia y desarraigo social de la
que actualmente se intenta recuperar, pese a los escasos trabajos de mantenimiento
que desarrollan una limitada plantilla de jardineros y la agresión anual que ha representado durante décadas el montaje de las casetas de la feria de la ciudad.
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Foto de José Antonio Fernández |
De la vegetación primigenia, traída a Melilla en los inicios del siglo XX,
han desaparecido hileras de árboles de hoja caduca, entre ellos los plátanos de
paseo que nos muestran las fotografías de la época, conservándose el palmeral,
con algo más de 200 palmas de las 400 que originariamente se instalaron. Esto
último es lo que indudablemente da carácter propio a nuestro parque más antiguo, con un predominio importante de “palmeras canarias” (Phoenix canariensis),
“palmeras datileras” (Phoenix dactilifera) y “washingtonias” (Washingtonia lifera
et Washingtonia robusta). El conjunto de estas últimas, que jalonan en dos hileras el estanque alargado que imita al del Generalife granadino, forma sin duda uno
de los grupos más bellos de su especie en España. También de la primera época
son las grandes “araucarias” (Araucaria heterophylla) y “ficus” (Ficus microcarpa
et Ficus macrophylla), destacando en el primer caso la del jardin ovalado del extremo oriental y en el segundo el situado a las puertas de la hoy en desuso
ludoteca y biblioteca infantil, perteneciente a la especie citada en último lugar.
Mención especial merece el ejemplar de “drago” (Dracaena drago) ubicado junto
al comentado estanque, con una altura y un porte simétrico de difícil parangón
en parques peninsulares. Otras plantas reseñables son los “pinos canarios” (Pinus canariensis) del parque infantil, las “yucas gigantes” (Yucca elephantipes), las
“cicas” (Cycas revoluta), las “buganvillas” (Bouganvillea spectabilis) de las pérgolas
del paseo trasversal y algún ejemplo aislado de otras especies de palmas, pinos,
cipreses, etc. Además, adornan el Parque Hernández un bonito templete de
música, dos nuevos quioscos recubiertos de azulejos sevillanos y las efigies de
Lope de Vega, Félix Rodríguez de la Fuente, Fernando Arrabal, Miguel Fernández, poeta melillense premio Nacional de Literatura en 1977, y Francisco José
Aguilar, teniente legionario muerto en Mostar en 2001 cumpliendo con labores
humanitarias.
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Foto de Patricia Moral |
En abril de 2007 coincidiendo con la celebración en Melilla del XXXIV
Congreso de Parques y Jardines auspiciado por la UNESCO y a propuesta
del Consejo de Gobierno, al Parque Hernández se le concedió la distinción
de “Parque Histórico”, lo que ha quedado recogido en una placa situada a la
entrada de la Plaza de España.
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Foto de Patricia Moral |
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Foto de Patricia Moral |
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Foto Patricia Moral |
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Foto Patricia Moral |
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Foto Patricia Moral |
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Foto Patricia Moral |
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Foto Patricia Moral |
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Foto Patricia Moral |
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Foto Patricia Moral |
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Foto Patricia Moral |
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Foto Patricia Moral |
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Foto Patricia Moral |
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Foto Patricia Moral |
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Foto Patricia Moral |
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Foto Patricia Moral |
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Foto Patricia Moral |