sábado, 29 de julio de 2017

Plaza de España

Plaza de España
A finales del siglo XIX y tras la desviación del cauce del Río de Oro, en 1871 no seguía el curso actual, sino que iniciaba un giro a la altura del actual puente de Camellos, discurriendo sus escasas aguas por los terrenos que hoy ocupan el Parque Hernández y la Plaza de España, y su desembocadura en el mar lo hacía por el espacio donde se sitúa el Club Marítimo.

Plaza de España
Fue un 22 de diciembre cuando dieron comienzo las obras de desviación del mencionado río y dos meses y medio después, concretamente el 7 de marzo de 1872 comenzaron a correr las aguas del Río de Oro por su nuevo cauce, entre los cerros de San Lorenzo y Tesorillo Chico. Un paraje conocido por “La Pasadilla”, para desembocar entre las playas de San Lorenzo y los Cárabos.

Los trabajos efectuados consistieron en la apertura de un canal de 650 metros de longitud por 16 metros de anchura, con un desnivel de 2,30 metros. El costo de las obras fue de 45.000 pesetas de entonces. Con las tierras que se extrajeron para formar el nuevo cauce del río, se rellenó el antiguo. A continuación se procedió a la tala de los espesos cañaverales existentes en las viejas márgenes, formándose una extensa explanada junto a la Puerta de Santa Bárbara, antigua puerta de la ciudad, con desniveles de dos y tres metros de profundidad, que pronto fue utilizada por el Ejército como Campo de Instrucción.

Plaza de España
1910
Consecuencia del progresivo crecimiento de la población de Melilla, la Junta de Arbitrios en 1910 encargó un Plan de Urbanización de la zona comprendida entre los barrios del Mantelete, Reina Victoria (Héroes de España en la actualidad) y el Parque Hernández. Un lugar hasta entonces ocupado por la antigua Puerta de Campo o Santa Bárbara, Torre de Santa Bárbara y murallas, así como de la explanada o descampado, entonces ocupado por barracas de cantinas y el Gran Cinematógrafo Moderno. Este Plan no llego aprobarse.



Quiosco de prensa (Foto de José González Baeza)
1911
En 1911 se produjo la segunda visita a Melilla de S. M. el Rey Alfonso XIII, y entre los muchos actos oficiales que presidió, hubo uno muy singular, el derribo, con su propia mano, de la primera piedra de la muralla inmediata a la Torre de Santa Bárbara, procediéndose a continuación a la demolición de la mencionada muralla y torre, por carecer ambas de utilidad y representar un inconveniente al desarrollo de la urbanización de la zona. Una vez derribadas quedó el lugar expedito para que se pudiera realizar la construcción de la actual Plaza de España, que la población estaba demandando. La Junta de Arbitrios es sesión celebrada en junio de 1912 acordó dar el nombre de Plaza de España a la obra que se inició en esa explanada un año después.

Hacia el 1964-1965 (Foto de José González Baeza)
1913
El día 11 de enero de 1913 fue nombrado presidente de la Junta de Arbitrios José Villalba Riquelme, quien ordenó la redacción de un nuevo proyecto de urbanización, el cual fue aprobado el 18 de ese mismo mes y año, olvidado ya el proyecto anterior, el Plan de José de la Gándara, en el cual se preveía una plaza de 180 metros de diámetro y el cual quedo en suspenso.


El 22 de abril de 1913 dieron comienzo las obras de la Plaza, consistente en la realización de un gran círculo de 170 metros de diámetro, un jardín central y aceras intermedias, más otras aceras de diez metros de anchura rodeando el anillo externo de la Plaza. Se instaló un kiosco de periódicos acristalado que hacía frente al Café Alhambra, después Metrópoli por último farmacia y sucursal banco mediterraneo, donde se vendía tabaco, el periódico local, los diarios y revistas de la Península y algunos libros: en los años veinte se vendían mucho los libros escritos e impresos en Melilla. Uno era el dedicado al entonces Principe de Asturias y del que era autor un oficial del ejército, Leopoldo Aguilar de Mera que murió en combate y el otro libro era una versión humorítica de la política africana de aquellos años a la par que una sátira de los sueños del cabecilla Ad-El-Krim, de convertir el Rif, en una república, y arrendado por el señor Boix, quien en aquella época tenía una librería en la calle Prim, el Postal Moderno, artísticas farolas sobre bancos de piedra y dos evacuatorios circulares con cúpulas de hojas de pizarra. Y como árboles de adorno se plantaron palmeras y “ficus alba”.


Banco de España (Foto de Rafi Alonso)
Por no corresponder su alineación con la nueva Plaza, fue derribado el primitivo edificio con el número 1 de la Avenida que se había construido en 1907, y contaba sólo de planta baja y un primer piso. La Junta de Arbitrios obligó a su propietario David Melul, a proceder a su demolición y construir otro edificio en su lugar guardando esta vez la debida alineación. La nueva casa comenzó en 1915 y se acabó dos años después.

1914
Una vez terminada la construcción de la Plaza de España, en 1914, surgieron varias iniciativas a fin de colocar en su centro una estatua o monumento que sirviera para rendir homenaje al Ejército de África.


Palacio de la Asamblea (Foto de Rafi Alonso)
Primeramente se pensó en hacer una estatua al general Marina, pero éste se negó a su realización. En 1922 se retomó la idea, pero no pudo iniciarse por falta de recursos. Finalmente en 1925 la Junta de Arbitrios aprobó la iniciativa e invitó a todos los municipios nacionales a participar en la obra, aportando fondos para su construcción. Tan sólo consiguió 25 pesetas, por la falta de medios económicos se paralizó el proyecto y a pesar de colocarse su primera piedra el día 16 de agosto de 1927 por el General Sanjurjo, no fue hasta la llegada de Cándido Lobera a la presidencia de la Junta Municipal cuando se diera el impulso definitivo. A tal efecto se anunció un concurso fijando la cifra de 89.000 pesetas para su ejecución.


Se adjudicó la obra al proyecto presentado por el escultor melillense Juan López Merino, en colaboración con el arquitecto Manuel Díez Martínez. Consistiendo en un obelisco de 14 metros de altura, bajorrelieves que representan a la Matrona España llorando la pérdida de sus hijos muertos en campaña y el ofrecimiento de la Cultura y el Progreso a las nuevas generaciones. Otro componente del monumento, considerado como el principal, es la figura del soldado que parece contemplar el Gurugú, como símbolo de nuestro Ejército.

Héroes y Mártires de las Campañas (Foto de Ramón Carreño)
1931
Coronando el obelisco figura una Victoria alada y en la parte posterior está grabado en piedra el escudo de la República, pues el monumento se inauguró pocos meses después de instaurarse ésta, el día 6 de septiembre de 1931 y coincidiendo con la celebración de las Fiestas Patronales de la ciudad, a este monumento llamado monumento a los Héroes y Mártires de las Campañas, se le añadió en 1971 una fuente luminosa.


En los años veinte en esta plaza apenas había tráfico rodado. Algunos carros de Intendencia tirados por recios mulos, transportando los sacos de panes para la tropa, desde los cercanos hornos hacia los cuarteles, pequeños vehículos y carretillas con mercancías del muelle y algún que otro pequeño y negro Ford T llegando de las últimas posiciones conquistadas y que humeante y sonando el estrepitoso claxon enfilaba la calle General Chacel, la gran arteria de la Melilla de ayer y hoy


(Foto de Ramón Carreño)
Los alrededores
Los años veinte convirtieron, durante una década, en un gran carroussel comercial que giraba impulsado por las peripecias y necesidades de la guerra del Rif. Entonces, la parte derecha de la plaza, entrando desde el muelle Becerra y a partir de los barracones de La Remonta de la calle Duque de Almodóvar hasta donde hoy se encuentra el antiguo edificio del Banco España, estaba limitada al borde interior de la ancha acera por una alta empalizada compuesta de madera, empalizada que ocultaba un basto terreno cubierto de hierbajos, un solar que limitaba con la explanada del mercado al aire libre y las dependencias bajas del cuartel del Regimiento de Caballería Alcántara. Terminaba su curva la empalizada frente a las viejas maderas del Teatro Alfonso XIII, de familia Aguado, enorme galeón encallado como una embarcación repleta de filmes en serie de la Casa Gaumont.


(Foto de Ramón Carreño)


Esta empalizada fue valla publicitaria hasta casi finales de julio de 1921 cuando la Plaza de España se convirtió en el gran zoco local de aquellos años de rápida expansión comercial. La plaza centralizaba el pequeño comercio de guerra. Todo el frente de la empalizada circular se convirtió en poco tiempo en un mosaico de ocasionales y a veces disparatados comercios donde se vendía de todo y a buen precio, pues la parroquia era numerosa y poco exigente. Para este gran bazar de la plaza de España bastó con abrir sus puertas y pequeños escaparates de la empalizada pues terreno sobraba y eran muchas las facilidades municipales y militares. Se improvisó allí casi una docena de pequeños establecimientos en los que vendían artículos necesarios para la vida de campamento, menuda quincallería, perfumería barata, insignias y complementos del uniforme militar. En estas alborotas tiendecillas se surtían la gente valiente y servicial que desafiando el peligro acompañaba a la tropa hasta la primera línea de fuego llevando en un cesto la bota de vino y la botella de aguardiente, conservas y tabaco. Una vez conquistada la población y establecido un campamento, los cantineros montaban un tenderete de sacos y latas vacías de gasolina, donde el personal libre de servicio se reunía a beber tintorro y entonar nostálgias coplillas del terruño.


Jardines (Foto de Regli Ramos)
Junto a estas quincallerías de la plaza de España, surgieron, se fueron instalando toda clase de establecimientos. Casi pegado al Casino Militar, un café-bar instalaba sus mesas en la ancha acera, establecimiento que por las tardes atraía una numerosa clientela para escuchar una pequeña orquesta que interpretaba tangos, pasodobles de zarzuelas. Al extremo opuesto donde hoy se alza el Banco de España un fotógrafo con su laboratorio de fotografía, recuerdos de Melilla para enviar a la familia y otros varios negocios, como de una espaciosa heladería y un asombroso correo, que tramitaba rápidamente cualquier encargo, enviar un recado, una carta o el paquete de la madrina de guerra para su ahijado. Era esta acera, la del gran bazar, la parte más concurrida de la plaza, alborotada durante todo el día por el incesante ir y venir de militares y paisanos, los gritos de los vendedores ambulantes y el acoso de los pequeños limpiabotas de los reclutas invitándoles a teñir de un marrón rojizo las botas de cuero vuelto recién estrenadas.

Fuente (Foto de Victoria Cereto)
La parte de la plaza donde hoy está el Palacio de la Asamblea de la Ciudad Autónoma de Melilla, Ayuntamiento de Melilla, era entonces un gran solar cercado en toda su extensión por una barandilla de hierro. Al límite de la Compañía Minera Setolazar, estaba la Capilla Castrense. En este explanada, al finalizar la conquista de Alhucemas se celebró una exposición del material de guerra cogido a los rifeños.

sábado, 22 de julio de 2017

Banco de España

Edificio del Banco de España
El inicio de la construcción de este emblemático edificio del banco de España data del año 1935, aunque no se finalizó hasta el año 1944, ya que estuvo parada durante un amplio período de tiempo debido a la guerra civil. En 1911 la Cámara de Comercio de Melilla solicitó el establecimiento de una sucursal en la ciudad, la cual abrió sus puertas en febrero de 1913.

El proyecto fue encargado al arquitecto D. Juan de Zavala, quien proyecta la construcción de la actual sucursal de Melilla, en un solar pentagonal de 1 131 m2 situado en la Plaza de España.

Banco de España y Casino Militar
El edificio consta de cinco plantas (una subterránea, tres plantas y azotea) y se accede a través de una elegante escalinata con un gran porche con columnas de marcado acento clásico, para llegar finalmente a un gran patio acrisolado, dotado de mobiliario realizado en maderas nobles. Los zócalos de la fachada son de piedra granítica y los cuerpos salientes de la planta principal están realizados en piedra caliza almohadillada, mientras que los restantes son de caliza abujardada. Los balcones de la fachada toman gran importancia dentro de la composición general, tanto por sus dimensiones como por su disposición. Aunque este edificio no sigue la corriente modernista de la principal avenida de la ciudad, no deja de sorprender por su suntuosidad que no desmerece a los demás edificios declarados bienes de interés cultural de la zona.

Fachada principal del Banco de España
En los pisos superiores se encontraban la casa del director y del conserje del banco, quienes residían en su interior. En la actualidad lleva unos años instalada en ella la clínica militar, quienes han habilitado algunos de los espacios como oficinas y laboratorios, temporalmente.

Balcones de la fachada
Porche de acceso
Fachada principal

sábado, 15 de julio de 2017

El Casino Militar

Fachada principal del Casino
El inmueble está situado en la plaza de España, entre el Banco de España y el Palacio de la Asamblea (Ayuntamiento). Su primera piedra fue colocada en la Nochebuena de 1920 por el general Silvestre y fue terminado en 1934, según proyectos de Emilio Alzugaray y Enrique Nieto.

Es un edificio de planta cuadrada, de dos plantas, de fachadas clasicistas organizado a partir de un hall inferior y superior de estilo neoárables.


Desde su apertura fue un punto de reunión con gran actividad cultural, y todavía en nuestros días sigue siéndolo, recogiendo en su interior, exposiciones, conferencias, reuniones y múltiples actos, tanto civiles como militares.

El Casino cuenta con grandes salones donde se celebran fiestas, salas de lectura, gimnasio con sauna y tanto la estética interior (con su maravillosa escalera) como la exterior hace que el edificio no pase desapercibido.

Escudo de la II República
En la fachada, como curiosidad, podemos encontrar unos de los pocos escudos de la II República que aún quedan en España, ya que la construcción del Casino coincidió con ese período.

La fachada exterior trasera tuvo que ser reparada tras sufrir un gran deterioro después del terremoto sufrido en Melilla el 25 de enero de 2016.

Las fotos que aquí se presentan corresponden a Manuel Ríos.

Hall de entrada
Escalera interior
Salón del piso superior
Sala de lectura
Sala de lectura
Lámpara del piso superior
Hall del piso superior
Cafetería
Escalera de subida
Escalera
Maqueta del Titanic
Puerta de acceso
Halla de entrada
Escalera
Escalera
Oficce piso superior
Cafetería

sábado, 8 de julio de 2017

La colectividad judía en Melilla

Fachada de la Sinagoga
Es Melilla crisol donde se funden varias religiones representadas por sus respectivas colectividades: católica, musulmana, judía, hindú y algunos núcleos de tipo evangelista.

Es normativa inherente a nuestra ciudad la comprensión y respeto mutuos, dentro de la historia moderna no podemos señalar hechos motivados por fisuras diamantes de la convivencia y que hayan creado enfrentamientos entre los diversos integrantes de tales colectividades. Prácticamente no existe labor de "apostolado" o captación de gentes, no es problema para nadie el conseguir conversiones. Tan sólo hace ya unos años se celebraron varias campañas misioneras y su objetivo eran los católicos más o menos conservantes, pero no hubo intento ni proyecto de conseguir nuevos adeptos.

Sobre el origen de judíos en Melilla no tenemos testimonios veraces. Podemos aludir al siglo VII donde aparece la figura legendaria de la Kahina o Bruja, que en mi opinión es la versión de Kohena (de la familia de Aaron el Sumo Sacerdote) que en el año 696 luchó contra los invasores de la ciudad.

Existiendo desde hace siglos judíos en Marruecos, independientemente de los que llegaron expulsados de España, no era nada extraño habitaran la ciudad en tiempos del Rey de Fez. Así la tradición oral nos habla de la existencia de una colectividad en 1492, precursora del abandono y destrucción de la ciudad. Tras la ocupación de la plaza por los españoles en 1497 y estando en vigor el Decreto de Expulsión es obvio considerar no existieran judíos.

Convivencia con otras confesiones
Las informaciones más veraces y lejanas se remontan al año 1862 en que llega a Melilla acompañado de su esposa un judío argelino llamado Moisés Abadía, casado con Simi Abecasis, que procedía de Tetuán y, sin duda, por las tropas españolas de ocupación, tuvo noticias de nuestra ciudad. Ya en ella, intentó realizar comercio con las cábalas próximas pero halló dificultades y regresó a su tierra de nacimiento; descendientes suyos he tenido ocasión de conocer en Niza.

Varios años después, alrededor de 1864 vienen varios miembros de la familia Abadía, sin lazos de parentesco con el anterior, al parecer originarios de la cábala de Beni Sidel, pero propietarios de terrenos en la región del Zaio, quedando aún descendientes de éstos en nuestra ciudad.

De una forma un tanto esporádica van llegando algunos más, pero es tras la promulgación de la Constitución de 1869, de tan gran espectro liberal y progresista, cuando la tolerancia de cultos queda permitida y se incrementa el número de judíos. La Guerra de 1893 (o de Margallo) trae algunos más.

Los sucesos de Taza, por el asalto a la ciudad por parte del Roghi Bu-Hamara, produce un éxodo de judíos que se establecen en nuestra ciudad y las autoridades tienen que establecer un campamento para alojarlos. Existen actualmente numerosos descendientes de aquellos fugitivos. Más tarde, la guerra de 1909, la Guerra Europea y por fin la Guerra de 1921, hacen incrementar notablemente el número de judíos residentes en Melilla, que en 1936 llega a tener unas 6 000 almas, sin contar la población flotante que procede de la zona sur de Marruecos, van y vienen en transacciones comerciales, como talabarteros, pequeños industriales abundantes y otros menesteres.

Esta población está compuesta por venidos de Tetuán (los de mayor potencia económica) Debdou, Gibraltar, Argelina, Taza, Rif (especialmente de la Región de Acudir) y de las vecinas cábalas de Guelaia, Quebdana, Ulad Settut, Beni Sidel y otras. Asimismo de la parte ribereña del Rif (Cuatro Torres, Villa Jordana, etc.), aparte de un nutrido número de los ya nacidos en la propia ciudad.

Posteriormente una serie de circunstancias motiva una notable reducción en el censo a consecuencia de corrientes migratorias, principalmente dirigida a Venezuela, Israel, Península y Francia.

Interior de la Sinagoga
Los judíos de Melilla pertenecen al rito serfardi (español), recordemos que el judaísmo está compuesto de dos grandes bloques: sefardí y askenazim (centroeuropeos). Al principio pertenece, además de los descendientes en sí de españoles expulsados, muchos otros que tienen el mismo tipo de liturgia, la prosodia en los rezos en lengua hebrea y otras costumbres. Los hay de Yemen, Siria, Egipto, etc.

Se debe consignar que prácticamente son todos de nacionalidad española, y sólo un reducidísimo cup de franceses, ingleses, venezolanos y marroquíes (estos de avanzada edad).

Es de señalar la alta cota de moralidad que preside la existencia de la comunidad judía. Son observantes de una buena conducta pública y privada; no crean problemas a las autoridades. Son fieles cumplidores de la leyes, y prácticamente no se les conoce hechos delictivos.

A principios de la Guerra Civil de 1936 comenzó una propaganda antijudía y se les quiso poner el sambenido de usureros. Por parte de falangistas y autoridades se realizó una investigación y, de los 12 individuos a los que se achacaba practicar la usura, sólo había un judío y precisamente de la única familia identificada con Falange antes del Alzamiento.

Menorá o candelabro de seis brazos
Son buenos observantes de la religión, contando con instalaciones para el sacrificio de aves y ganado con arreglo a las prescripciones mosaicas. Existe el cementerio para el rito judíos: las inhumaciones se realizan en tierra, no existen nichos ni tampoco exhumaciones para traslado a osarios o fosas comunes.

La comunidad cuenta con un Colegio Hispano Israelita, en un hermoso edificio de tres plantas, donde se cierra enseñanza religiosa así como la E.G.B. El profesorado está compuesto por judíos que imparten la religión y los del Magisterio Oficial para E.G.B. Este inmueble alberga asimismo la sede oficial de la comunidad, salón de actos, baños rituales, pequeño dispensario médico y otras instalaciones.

El Colegio llamado en principio "Talmud Torá" (Enseñanza de la Ley) también sufrió las consecuencias de la Guerra Civil y en principio fue incautado por las Milicias de Falange y posteriormente por el Mando Militar.

Las atenciones sociales y religiosas están cubiertas por la Junta Directiva de la Comunidad Israelita, Sección Femenina, Sociedad Benéfica de Jóvenes "Hozer Dalim" y una entidad llamada "Habrá Guemilut Hasadim". Esta tiene a su cargo los auxilios espirituales a las personas en trance de muerte, atenciones post-mortem y enterramientos. Se compone de ramas masculina y femenina, todos voluntarios. Una serie de sinagogas, o templos, atienden las necesidades espirituales de la comunidad. En ellas se celebran oficios religiosos tres veces al día.

En el aspecto económico hay que destacar, que, pese a lo que piensan muchos, no hay grandes fortunas entre los judíos melillenses. Hay que desterrar la leyenda de que todos los hebreos son ricos. Tanto en Melilla, como en el resto del Universo, hay más judíos pobres que ricos.

El standard de vida es bueno, de un nivel medio. Hay numerosos pequeños comerciantes, la mayoría individuales, que, realmente, son obreros emancipados, lo que presta una estabilidad económica a la colectividad. Afortunadamente los indigentes son pocos y reciben ayuda, lo que evita tengan que acudir a la mendicidad. No hay un problema de paro acucian, ya que gentes emprendedoras saben buscarse el sustento.

En Melilla la comunidad judía ha dado al traste con la vieja creencia de que todos los israelitas son comerciantes. En la juventud existe un deseo de capacitación, no existe el analfabetismo (a excepción de algunos ancianos). Un muy elevado porcentaje de ellos son al menos bachilleres y cuenta una elevada proporción de intelectuales: profesores de Universidad, Institutos, Escuelas Universitarias, E.G.B., médicos, licenciados en diferentes ramas (farmacia, química, geología, psicología, matemáticas, económicas, comerciales, etc.), ingenieros, aparejadores y otras.

Fiesta de Januká
Dentro del plan cultural, pero remitidos a la faceta religiosa, hay que señalar que numerosos chicos, de posición económica muy débil, han recibido becas de entidades británicas, con las que cursaron estudios religiosos y actualmente contamos con melillenses que ejercen de rabinos en Reino Unido, Francia, Dinamarca, Guatemala, Venezuela, Singapoore, Hong Kong, Rhodesia y otros lugares.

El idioma usado en el seno de las familias judías de Melilla es el castellano. El hebreo sólo se usa en los rezos y es curioso observar ciertos actos litúrgicos en que se emplea el español. Incluso en las actas matrimoniales se alude al rito de las comunidades de Castilla. Además de los nombres propios bíblicos resulta interesante conocer nombres cotidianos usados por las judías tales como: Alegría, Fortuna, Preciada, Mercedes, Perla, Orovida, Estrella, Luna, etc.

A título anecdótico señalemos que hay un llamado Barrio Hebreo, donde en la antigüedad estuvo el Campamento de los refugiados de Taza, que ya hemos aludido, donde hará cerca de 60 años el filántropo judío melillense don Yamin Chocrón construyó una serie de viviendas de tipo social para los indigentes de la Colonia. Las calles llevan nombres tan alegóricos como Jerusalén, Sión, Tel Aviv, Jaifa, etc. Actualmente los habitantes judíos son minoría en el barrio que lleva su nombre.

La judería melillense está plenamente integrada dentro de la población, no hay en la actualidad discriminaciones sensibles. Como ya hemos indicado la convivencia entre los melillenses de diferentes confesiones es buena.

En época pasada, nos referimos al 1936, a consecuencia de la Guerra Civil se plasmaron una serie de hechos de tipo discriminatorio. Este tema se elude de tratar, pero afortunadamente la derrota de la Alemania nazi implicó una caída de la corriente antisemita, no del todo desaparecida pues se ha derivado en política antiisraelí.

Fiesta del Yom Kipur
Es de mencionar que pese a que el judío melillense, es, en general, buen observante de la religión, no existe fanatismo y, menos afán de proselitismo. Son abiertos a los demás y es fácil y frecuente asistir a actos religiosos tales como bodas, entierros y otros, por parte de los no judíos. Así destaca especialmente una festividad de tipo fraterno que se celebra el último día de la Pascua del Pesah (llamada vulgarmente de la galleta) que es la de la conocida Noche de las Mesas. En todos los hogares judíos se instalan mesas con dulces, bebidas, manjares, permaneciendo abiertas las puertas para recibir las visitas de conocidos, pudiendo verse a judíos, católicos, musulmanes e hindúes.

Las festividades principales que celebra la colectividad judía son: Rosh Hashaná (Año Nuevo); Yom Kipur o Fiesta del Perdón, que comporta un severo ayuno de 27 horas; Sucot o Fiesta de los Tabernáculos, llamada vulgarmente de la Cabaña, porque se acostumbran hacer en los hogares o azoteas pequeñas cabañas en recuerdo de la estancia del pueblo judío en el Desierto de Sinaí al salir del cautiverio en Egipto; Purim, celebra la suspensión de la matanza de judíos acordada por el Rey Asuero gracias a la intervención de la Reina Esther; Hanucá, o de las luminarias, recordando la lucha heroica de los Macabeos, contra los romanos; Pesca, que implica el comer pan ácimo, recordando que los judíos al salir de Egipto no pudieron preparar el pan leudo y se vieron obligados a comer el pan ácimo, sin levadura; Sabuoth, o Pentecostés, conmemorando la promulgación de la Ley mosaica.

Los niños al 8ºdái reciben el bautismo judío por medio de la circuncisión o milagros, que realiza el Mohel persona apta para ello. Las niñas tienen la imposición de nombre y por tanto su bautismo sin acto material alguno: una dieta que en estas zonas se llama las "fadas" recordando tiempos ancestrales en que se ponían las recién nacidas bajo la advocación de las hadas.

Al llegar los niños a los 13 años obtienen la mayoría de edad religiosa. Es decir, que se puede formar parte de los diez hombres que constituyen el "minian", necesario para dar fuerza legal a los actos religiosos en general (lo mismo litúrgicos, bodas, bautizos, etc.).

Este acto se realiza mediante la imposición de los tefilín, filacterias de cuero que se ponen en brazo izquierdo y cabeza durante los actos religiosos de la mañana (sahrit), excepto sábados y pascuas. Se le llama Bar Misvá.

En las mujeres, tras obtener una cierta preparación de sus deberes religiosos, se llega a la Bat Misvá.

León Levy, 1985

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