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Monolito a la entrada de la Ciudad |
Aprovechando que hace unos días celebrábamos los 514 años de la conquista de Melilla, vamos a hacer un poco de historia y contar cómo fue aquella campaña.
En 927, Abderramán III incorporó Melilla al emirato cordobés, que poco después sería el califato de Córdoba. Pero esta vinculación duró poco y Melilla se convirtió en objeto de discordia entre los sultanes de Fez y Tremecén, hasta el punto de quedar destruida y casi deshabitada.
Tras la conquista del reino de Granada en 1492 por los Reyes Católicos, éstos decide expandir su territorio por el Norte de África. El comendador Martín Galindo había reconocido la Ciudad de Melilla y sus alrededores. Pero informó a los reyes de que la conquista sería muy difícil, lo cual hizo renunciar a la conquista de la plaza.
El gobernador de Andalucía, Juan Alonso de Guzmán, duque de Medina-Sidonia, al darse cuenta de que la corona de Castilla y León renunciaba a conquistar la Ciudad, decidió tomar la empresa a su cargo. Para ello, envió a Pedro Estopiñán, para que explorara la península de Tres Forcas. Pedro llegó acompañado del artillero Francisco Ramírez de Madrid. Pedro inspeccionó Melilla disfrazado de comerciante y a su regreso, le señaló al duque todo lo necesario para su toma.
El duque ordenó juntar a cinco mil hombres a pie y algunos a caballo. Mandó preparar los barcos cargándolos con harina, vino, tocino, carne y aceite y todos lo que fuese necesario, artillería, lanzas, espingardas y munición.
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Imagen de Pedro de Estopiñán |
También llevaban en el barco gran cantidad de cal y de madera para reedificar la ciudad. Con toda esta armada y gente, partió Pedro de Estopiñán del puerto de San Lucar en el mes de septiembre de 1497. Antes de llegar a las costas melillenses, se detuvieron en el mar para no llegar de día, y llegando la noche, la primera cosa que hicieron fue sacar a tierra un enmaderamiento de vigas que se encajaban y tablazón que llevaban hecho de la Península. Trabajaron toda la noche en poner alrededor de la muralla derribada, por la parte de afuera, una empalizada con lo que llevaban. Así que cuando amaneció, los moros que andaban por los campos y que habían visto el día anterior a Melilla asolada, ahora la vieron con muros y torres y con gran sonido de tambores y de artillería. Echaron a correr y no se detuvieron, pensando que los que allí se encontraban eran diablos y no cristianos.
En los siguientes días, se dieron prisa en hacer una fuerte protección de tal manera que cuando llegaron los moros para expulsarlos de allí, vieron que era imposible por lo bien defendida que estaba la ciudad. Luchando y trabajando terminaron las obras, reparando todos los adarves y torres.
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Monolito con los escudos de la Corona y Melilla |
Pedro de Estopiñán regresó para dar parte al Duque, quedando en la Ciudad como alcaide el Capitán Gómez Suárez, criado del Duque de Medina y alcaide de la villa de Chiclana. La ciudad fue conquistada el 17 de septiembre de 1497. Posteriormente serían fijados los límites de las áreas de influencia de la misma.
El Duque, una vez conocida la noticia de que Melilla había sido tomada, envió a los Reyes Católicos el título de posesión, siendo incorporada la Ciudad a la Corona de Castilla y León inmediatamente. Desde entonces, Melilla ha sido española y ya han pasado 514 años.