Plaza de Armas |
Tras pasar el
túnel de Hornabeque, se llega a la Plaza de Armas y se descubre una espléndida
vista de la Muralla Real de la Ciudadela, perteneciente al siglo XVI. La Plaza
de Armas, hoy ajardinada, era hasta 1906 el Presidio de Melilla, lugar donde
cumplían condena los desterrados, penados y confinados políticos.
En épocas de
grave peligro armado para la ciudad, estos condenados contribuyeron muy
eficazmente, incluso en las armas, en la defensa de la ciudad. A la derecha de
la plaza, cerca de los antiguos emplazamientos de los cañones de la batería en
dientes de sierra, está situado el monumento a Carlos Ramírez de Arellano,
gobernador de la ciudad, muerto en 1646 en una emboscada.
Monumento a Carlos Ramírez de Arellano |
Al fondo de la
plaza, a la izquierda, unas escaleras conducen a una terraza que en su interior
estaban los calabozos del Presidio y desde la cual se puede contemplar la
Ensenada de los Galápagos.
Antes de su
reforma, el piso estaba formado por cantos rodados y los jardines eran de la
conocida "uña de gato". El lugar disponía de bancos de ladrillo y
algún que otro cañón de la época a modo de decoración.
El camino
principal lleva desde la Puerta de la Victoria hacia la Puerta de Santiago, que
guarda el acceso al Primer Recinto fortificado de Melilla la Vieja.
Vista de la Muralla Real y la Batería Real |
El Segundo Recinto está constituido por una
meseta utilizada, tradicionalmente, como Plaza de Armas que está delimitada al
norte por el acantilado que se abre a la Ensenada de los Galápagos; al este por
la contraescarpada del Foso de Santiago; al sur por el lienzo en Llares o
cremallera; y, al este, por el Hornabeque.
Prácticamente todo el recinto ha sido
completamente transformado al llevarse a cabo, de manera un tanto insólita, el
Plan Especial de Rehabilitación del Recinto Interior (PERI) de Melilla la
Vieja, ya que se ha transformado la plaza diáfana en un anfiteatro escalonado
al que todavía no se le ha asignado función. En estas páginas podrá el lector
observar las diferencias entre la disposición de antaño y la actual que se le
ha dado.
Plaza de Armas y al fondo la Muralla Real |
Hay que destacar que durante las obras de
reformas se descubrieron restos arqueológicos, entre los que se destaca, según
Pilar Fernández Uriel (UNED Madrid): "junto a los magníficos lienzos de
muro de época helenística, se descubrieron los restos de unos cimientos de
estructura semicircular. Estos restos exhumados, en principio, resultaban difíciles
de identificar e interpretar debido a su mal estado de conservación. El Dr.
Villaverde sugirió que podríamos encontrarnos ante los restos de un ninfeo.
Esta interpretación, tan acertada como sugerente, plantea varias cuestiones: ¿Por
qués se construyó allí, precisamente un ninfeo?...." Así, se empezó a
cuestionar y debatir sobre los restos aparecidos de la Melilla antigua,
conocida como Russadir, que, al parecer sin duda, se enclavó, principalmente,
en este segundo recinto como demuestra este ninfeo, monumento de carácter
ornamental e hidráulico dedicado a las ninfas, hijas de Zeus, que
personificaban las fuerzas naturales.
Desde el Túnel de la Victoria |
Estos restos influyeron para que se intensificara
una campaña de excavaciones que ha dado sus frutos, numerosos restos romanos y
de anteriores civilizaciones datan ya esta zona.
Sin embargo, no se pudo evitar que se instalara
la mole de hormigón que hoy guarda para el futuro lo que nos legó el pasado.
Por lo demás, el Segundo Recinto, primer espacio
que utilizaron los españoles para vivir desde su llegada, tiene hoy en día la
disposición que se le dio a principios del siglo XVIII, cuando, según Jesús Sáez
Cazorla, "se construyeron varios cuarteles para ubicar el presidio de
la ciudad con capacidad para más de 300 hombres. En 1764, el Penal de
Desterrados contaba con una serie de cuevas excavadas en la roca que servían
de calabozo y que todavía pueden visitarse. Existía también una noria
para extraer agua potable, aunque su calidad no era muy buena, por ser gorda y
salitrosa y para el consumo humano se depuraba en los aljibes del Primer
Recinto". Esta noria es otra prueba, junto al ninfeo, de que la zona
se habitó desde antiguo por la existencia de agua potable, además de ser el
lugar idóneo para defenderse. De hecho, ese pozo fue utilizado hasta bien
entrado el siglo XX.
Al fondo la Puerta de Santiago |
En esta plaza, se ubicó también la primera
iglesia de la ciudad, la Ermita de la Victoria.
Como hecho a destacar, entre los que sucedieron a
través de los siglos, está el pasaje de "la Manganilla de Melilla",
de Juan Ruiz de Alarcón (1612), que trata de un supuesto encantamiento de la
guarnición de Melilla por parte de Adi Mahamete Bu Balac, morabito de la zona,
para tomar la plaza sin resistencia por parte de los imazighen de la zona. Los
españoles añadieron más bulo al supuesto encantamiento y cuando los seguidores
del morabito intentaron tomar la plaza: "entraron portando bandera, y
al pasar la segunda puerta hallaron a un lado de ella varios soldados armados,
al pensar que estaban encantados dieron a acometerlos, por lo que se hizo sonar
la campana, haciéndose fuero y matando a 150, el resto con el morabito incluido
escaparon al saltar las tapias de la Alafia por su poca altura".
Antiguas escaleras de acceso |
Por lo demás, también quedan testimonios de
aquellos españoles que fueron desterrados a estas tierras, unos por
delincuentes y otros, por discrepar del gobierno de turno, como les pasó a la
mayoría de los ilustrados pero, eso, es otra historia.
Durante mucho
tiempo la Plaza de Armas estuvo en obras y lleno de zanjas que dejaron al
descubierto los restos de otras civilizaciones que pasaron por Melilla. Muchos
de estos restos han sido trasladados al Museo de Melilla, que hace un recorrido
por la historia de Melilla.
En el segundo recinto destacan estos puntos de
vista:
1.- Centro de la Plaza de Armas Situados en
el centro de la Plaza, mirando hacia los cuatro lados, se observa hacia el este
la Batería Real, el foso y baluarte de Santiago; al norte, una elevadura
escalonada, construida en los últimos años con la excusa de la rehabilitación
de la zona; al este, la salida de la plaza a través del Hornabeque; y, al sur,
el Baluarte de San José Alto, y los Llares o dientes de sierra.
Plaza de Armas antes de la reconstrucción |
2.- Encima del antiguo presidio Sobre el
antiguo presidio, hoy se llega a través de la rampa o del escalonado que, dicen
que es un anfiteatro, instalado en la plaza. Desde esa altura se puede ver
hacia el norte la Ensenada de los Galápagos y el foso de Santiago.
3.- En el Hornabeque Desde el puente o desde
el foso, se ven los baluartes de San Pedro y San José Alto.
4.- En el Mantelete Al pie de las murallas,
en el primer barrio que se construyó extramuros, el Mantelete, se puede uno
hacer la idea de cómo estaba configurada la ciudad antigua y para qué servía el
Segundo Recinto, como avanzadilla del Primero junto a la desembocadura del Río
de Oro que, por aquel entonces, fluía por esa zona.
Monumento a Carlos Ramírez de Arellano |
Escalinata de la Plaza de Armas. Al fondo la Muralla Real |
Cañón de la Plaza de Armas |
Plaza de Armas |
Escalinata actual de la Plaza de Armas |
Escalinata actual de la Plaza de Armas |
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