Museo de fósiles de Melilla |
Desde el año 2000 en la zona nororiental de Marruecos y cota mediterránea de Melilla se vienen publicando nuevos hallazgos. Su investigación se ha desarrollado muy recientemente, viniendo a rellenar un vacío en la prehistoria regional, ya que entre el estrecho de Gibraltar y la región del oranesado argelino (unos 450 kilómetros) esta fáciles cultural era hasta el momento desconocida. señalaremos que estos nuevos yacimientos, tanto El Zafrín en Chafarrinas como el abrigo de Hassi Ouenzga en la llanura del Guerrouaou, están englobados plenamente dentro del grupo del neolítico mediterráneo cordial.
En la llanura del Guerrouaou, cerca de Afsó y a unos sesenta kilómetros al suroeste de Melilla, un equipo germano-marroquí dirigido por A. Mikdad y J. Eiwanger ha localizado y excavado a partir de 1996 varios yacimientos tanto al aire libre como en cuevas en los que han identificado asentamientos atenienses, iberomauritanos y neolíticos. Pero la importancia de los hallazgos estriba en que por primera vez en esta región se han excavado estratigrafías de épocas prehistóricas bien conservadas. El yacimiento de Hassi Ouenzga, "Fuente de las Gacelas", es un abrigo que domina un corredor o paso que comunica la cuenca del río Muluya con las costas del Mediterráneo, por lo que siempre ha tenido una gran importancia estratégica. La potencia estratigriáfica del yacimiento superó los 150 centímetros, destacando el nivel IV en el que aparecieron diversas cerámicas (algunas con decoración cordial) e industria lírica. Otros elementos recuperados fueron adornos, cuentas, perlas fabricadas con la cáscara del huevo de avestruz y útiles de hueso como punzones y agujas. Pero la originalidad de este yacimiento radica en la existencia de un nivel V más antiguo que el anterior, que ofrece cerámicas decoradas no cordiales, lo que parece indicar que hubo un momento neolítico anterior al cordial. Por otra parte, la fecha de radiocarbono obtenida para este yacimiento es considerada por sus investigadores como demasiada antigua al estar dentro del sexto milenio, lo que no encaja bien en el modelo dominante. Las excavaciones de este grupo de investigación continúan y seguirán aportando nuevos e interesantes datos en el futuro.
El otro yacimiento de referencia para el neolítico regional es El Zafrín, en las islas Chafarrinas a unos cincuenta kilómetros al este de Melilla. Se trata de un asentamiento al aire libre de unos mil metros cuadrados de extensión, lo que representa un tamaño medio si lo comparamos con los encontrados en la Península Ibérica de la misma época.
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De los diferentes sectores arqueológicos localizados en el archipiélago hasta el momento, los trabajos se han centrado en el asentamiento al aire libre situado en el hombro sur de la isla del Congreso, la más occidental del grupo. En esta zona se han excavado hasta del momento cuadrículas con una superficie próxima a los 60 metros cuadrados, sobre una ladera con una pendiente del 7%. Pudo comprobarse que conservaba una estratigrafía cuya potencia oscilaba en un segmento de 20 a 170 cm, respecto del "punto cero" o referencia inicial de la superficie general del terreno. Se han realizado hasta el momento tres campañas de excavación, dos de ellas dirigidas por nosotros dentro del marco del Instituto de Cultura Mediterránea y una tercera que realizamos en colaboración con la Universidad de Valladolid. Ésta última ha contado con la codirección del profesor Manuel Rojo Guerra y ha estado dirigida por los arqueólogos Rafael Garrido e Iñigo García. Todos los resultados indican la existencia de un nivel de ocupación adscrito al círculo del neolítico mediterráneo cordial.
En el espacio abierto se han exhumado diferentes estructuras negativas, improntas sobre el terreno de las estructuras generadas por el hombre sobre la roca madre, con varios hogares y dos hoyos-cubetas de distinta morfología. Pero lo más destacado es la aparición de una estructura de habitación de contornos pseudocirculares con un aterrazamiento previo del terreno que ha supuesto una de las escasísimas representaciones de vivienda hallados en el neolítico español. En ella destaca una clara diferenciación del espacio según qué actividad se desarrollara en él: un hogar con varios molinos alrededor, restos de comida, cerámica, industria de sílex, etc., además de identificar un muro y varios hoyos de poste.
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La primera muestra de radiocarbono, que procede de la primera campaña, ha dado la cronología más elevada del asentamiento situándolo a principios de la segunda mitad del V milenio antes de Cristo. Otras muestras, de las campañas siguientes, arroja una cronología más moderna de finales del V milenio antes de Cristo, lo que sitúa cronológicamente El Zafrín dentro de un arco de cinco signos que comprende la segunda mitad del V milenio a.C.
Los materiales exhumados son muy numerosos. Desde un punto de vista arqueozoológico se observan restos óseos producto del consumo de carne tanto de animales domésticos, especialmente ovicaprinos, como salvajes. Se identifica en la dieta la explotación intensiva de los recursos marinos y así podemos advertir tanto la presencia de huesos de focas, así como de una amplia tipología d peces, esperados, serránidos como son los meros, doradas o largos y que en varios casos alcanzarían los 4 y 5 kilos de peso, sin desdeñar los moluscos marinos o lapas, como son las patella ferrugínea, patella safianas (las más abundantes), patilla caerulea y patilla lusitánica, éstas estudiadas por el profesor de la Universidad de Granada Juan Antonio González y el especialista en medio marino Isidoro Bueno, que señalan como las idlas aún conservan grandes patellas que se pueden contemplar hoy día sin dificultad. También existen multitud de caracolas terrestres o Sphincterochilla sp., que presentan una perforación sistemática en todos los casos en su ápice con el fin del extraer el alimento.
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Del escaso residuo polínico conservador podemos deducir que la vegetación que rodearía el asentamiento neolítico de El Zafrín estaría formado, como mínimo por modales de encinas /coscojas y pinos, acompañados de matorrales de efedras y jaras. Asimismo, en los lugares en los que la acción del hombre fue más intensa, proliferarían los prados naturales o antrópicos, junto a espacios abiertos para el cultivo agrícola y el pastoreo. Destaca la incipiente explotación de cereales, cebada, en un medio semisilvestre, lo que está en consonancia con los diversos molinos de mano que se han recogido en excavación y prospección.
En la campaña de 2004 el 15% de la cerámica está decorada con patrones sencillos (espigas, líneas oblicuas en dirección alternante, etc) y en técnicas cardial, impresa y también en el que se denomina "aterciopelado". Este último tipo de ornamento es muy frecuente en el material cerámico procedente de este yacimiento, y consiste en arrastrar por la pasta aún fresca el dorso de una concha con estrías, que deja el característico patrón lineal. En ocasiones con esta técnica se ejecutan patrones desordenados o un tanto descuidados, que no dejan traslucir intención ornamental alguna, sino un acabado superficial. Sin embargo, en otros casos la ejecución de diseños geométricos es tan evidente que no se puede discutir que nos encontramos ante una técnica decorativa, que suele disponerse generalmente en la cara interna, aunque no faltan ejemplos de su aparición en el exterior, o incluso en ambas caras. Tampoco es frecuente su comparecencia junto a otras técnicas y motivos en el mismo recipiente.
Las formas son sencillas, con las ollas y cuencos como protagonistas principales, junto a algunos vasos de cuello indicado y perfiles en S. Es también destacable la aparición de recipientes de grandes dimensiones, claramente realizados para el almacenaje. Otros elementos identificados con fines de almacenamiento han sido los huevos de avestruz.
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En cuanto a la industria pulimentada destaca el claro protagonismo de los molinos y manos de molino, relacionados con actividades de molienda desarrolladas en la cabaña y sus aledaños. Sólo escapa a este predominio un magnífico ejemplar completo de hacha pulimentada, que se descubrió en el interior de una oquedad practicada en la pared rocosa más profunda de la cabaña. Hasta el momento echamos en falta industria ósea.
En lo que se refiere a la industria lítica tallada destaca el predominio de los restos de talla, sobre las piezas retocadas, que indican claramente que se trabajó en el yacimiento. En este mismo sentido, llama la atención la abundancia de lascas de decorticado y de restos de talla con córtex. Aunque muy por detrás, destaca también la importante presencia de perforadores que no resulta disparatado relacionar con la explotación de los moluscos, tan abundantes en el registro arqueológico del yacimiento. Menos frecuentes son los raspadores, con 12 ejemplares, entre los que destaca un auténtico microrraspador. Los restantes tipos son claramente minoritarios, pero por su interés cronotipológico, destacaremos la presencia de tres microbios segmentos y un cuchillo de dorso. El panorama se completa con algunas muescas, núcleos agotados y fragmentos de laminitas.
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Finalizaremos señalando que los lugares de ocupación de las gentes neolíticas fueron diversos, tanto en cueva como al aire libre. Sin embargo, de los hallazgos regionales parece deducirse que con el paso del tiempo se abandona el hábitat de montaña a favor de los lugares llanos, reduciéndose los emplazamientos a las zonas con existencia de agua dulce. Sin embargo, parece que la población neolítica regional se reduce drásticamente con respecto al número de estaciones epipaleolíticas que conocemos y salvo los dos yacimientos comentados, apenas si podemos añadir otras leves referencias. Este es el caso del abrigo de Taghit Haddouch que cuenta con un nivel neolítico con cerámicas decoradas no cordiales y de un yacimiento cercano a la localidad de Cabo de Agua prospectado por Posac en los años cincuenta. En ambos casos sin referencias radicarbónicas.
(Extractado de Historia de Melilla, de Antonio Bravo Nieto y Pilar Pérez Uriel)
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